jueves, 26 de noviembre de 2020

CONDENADOS A PERMANECER FRENTE AL ABISMO

                       



     Ningún título más sugerente que Ese famoso abismo para referirse al conjunto de conversaciones que mantiene Anna María Iglesia con Enrique Vila-Matas en el libro recién publicado por la editorial Wunderkammer. Y una vez leído, conviene tal vez callarse y proponer a los lectores sumergirse a fondo en su lectura. De alguna manera parece difícil hablar de los diferentes apartados contenidos en el índice -capítulos abiertos que se superponen y se entremezclan en un diálogo tan preciso como inabarcable- que dan vida al libro. 

      A través de comentarios y preguntas que le hace Anna María Iglesia a su interlocutor, con conocimiento profundo de su obra, se van revelando en las páginas el escritor Enrique Vila-Matas en estado puro y la confirmación ante los lectores de su propia sospecha: el esmero en el trabajo como la única convicción moral del escritor. 

    Ese famoso abismo consiste en un sustancioso recorrido por aspectos de su trayectoria creativa, al mismo tiempo que abarca un sinfín de curiosas anécdotas relacionadas con su vida y la literatura. El libro se compone, sobre todo, de  innumerables reflexiones en torno a la creación literaria, a sus lecturas y referentes literarios. Aborda, en definitiva, las ideas que sostiene Vila-Matas sobre la literatura, entre las cuales parece destacar su insistencia en la defensa firme de “una literatura mixta, donde los límites se confundirían y la realidad podría bailar en la frontera con la ficción, y el ritmo borraría esa frontera”. No resulta entonces extraña su apuesta, en el indescifrable futuro, por la cesión del paso de las novelas de formato decimonónico a los ensayos narrativos o a las narraciones ensayísticas, o a una prosa brumosa y compacta que disuelva las fronteras entre los géneros. 

     De esta apuesta, que incluye reflexiones sobre la dicotomía entre el arte en sí y el ingenio narrativo (lo que Vila-Matas llama la vía Finnegans y la vía Simenon) habla también su texto de ficción crítica que lleva el título Chet Baker piensa en su arte, una Delikatesse de libro que acaba de publicar, a la vez que Ese famoso abismo, la editorial Wunderkammer.

    De igual modo que Cézanne pintó más de ochenta representaciones de la montaña de Sainte Victoire, todas ellas desde ángulos diferentes, sostiene igualmente Enrique Vila-Matas la necesidad de la repetición (avanzando hacia adelante, no en forma de mero recuerdo) como un procedimiento para marcar la diferencia. Cada libro suyo parece convertirse en otro libro del mismo libro que es su obra. La misma, pero siempre distinta. Consciente, además, del carácter inabordable de la realidad, realidad “formada por cientos de códigos y de narrativas superpuestas”, y sabiendo que “nada sale de la nada, todo viene de algo dicho antes y que, para más inri, ya desde el primer momento entendimos mal”, dice que “la autenticidad siempre permanece en un estado fetichista, jamás se puede cruzar el espejo a su encuentro. De ahí que todas las novelas sean imperfectas”. 

    La originalidad, añade más adelante, fue una fantasía de Platón. Nos movemos, perdido el origen, entre copias de copias de otras copias. 

Vamos, como decíamos antes: imposible llegar al origen, condenados a estar frente al abismo -le dice Anna María Iglesia.

Y Vila-Matas responde rotundo sin abandonar su característico sentido de humor:

-¿Conoces el lado shakespeariano de don Ramón de Campoamor: “Saber y no saber, todo es lo mismo, porque el fin de la ciencia es el abismo”?

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Ese famoso Abismo. Conversaciones con Enrique Vila-Matas. Anna María Iglesia. Editorial Wunderkammer.








Chet Baker piensa en su arte. Enrique Vila-Matas. Editorial Wunderkammer.