domingo, 28 de febrero de 2016

`DIME QUIÉN FUI´: BUSCARSE A TRAVÉS DE LOS FANTASMAS. POR TAMARA MUÑIZ.




Partamos de una encrucijada: ¿Qué hacer si el padre que te abandonó, siendo una niña, regresa a ti 33 años más tarde y tan senil que su lucidez es casi anecdótica?

Contra todo pronóstico y orgullo, sin la aceptación de sus hermanos, y asumiendo de primeras que ese hombre -ahora transformado en un viejo indomable y demente- no es ni será del todo su padre, Isa decide encargarse de sus cuidados mientras él viva. Hasta el momento, su vida marchaba de acuerdo a lo cotidiano; madre de una niña pequeña, acababa de separarse y de abandonar su trabajo y la buena literatura es su columna vertebral.
La llegada del viejo pone su vida del revés, descuidando por completo esos ejes centrales y sus propias necesidades. Sin embargo, Isa no renuncia a ese extraño que se marchó por completo dejando sola a su madre y sus tres hijos. ¿Un gesto absoluto de altruismo? ¿Un mero comportamiento irracional e inexplicable?

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viernes, 26 de febrero de 2016

LEYENDO `MARIENBAD ELÉCTRICO´, DE ENRIQUE VILA-MATAS

                                 
                         Leyendo Marienbad eléctrico, de Enrique Vila-Matas



"Pero llegó aquí la hora de advertir que en realidad, como bien sabe DGF, todas las artes, sin excluir las visuales, nacen y terminan en una zona invisible, como esta desde la que escribo."

 

Marienbad eléctrico. Enrique Vila-Matas. Seix Barral. Barcelona, 2016.





sábado, 20 de febrero de 2016

PRESCRIPCIÓN INVERSA



Da gusto leer libros como Por un relato futuro, de Ricardo Piglia. Son conversaciones que este escritor mantiene con Juan José Saer sobre literatura. Ambos interlocutores despliegan una hermosa sabiduría, antídoto contra la banalización de la creación literaria. Lectores empedernidos, dialogan acerca de las tradiciones literarias múltiples y su relación con la llamada vanguardia, las diferentes poéticas de novela, la ficción y los diversos materiales y procedimientos narrativos, etc.
 
Cuando les toca el turno de hablar de sí mismos se muestran muy cautos. Se les pregunta en qué autores y en qué tradiciones se reconocen. Los escritores en los cuales uno se reconoce son aquellos que algunos lectores pueden identificar en la obra de uno, dice Saer. Piglia declara que “a menudo uno tiene una noción de cuáles son, imagina o quiere que sean sus tradiciones, pero no necesariamente esa es la experiencia que hacen aquellos que leen la obra que uno escribe.” Ambos coinciden en que no siempre, de ninguna manera, lo que uno dice es lo que sucede cuando se escribe. La última palabra la tienen la obra y los lectores, los cuales desempeñan un papel importante en la literatura. 
 
Contrastan las opiniones y la actitud de estos dos grandes escritores con la falta de conocimientos literarios y de modestia que muestra en la actualidad un sinfín de autores de libros. ¡Cuánta gente presume saber escribir sin apenas haber leído! Enaltecidos, además, muchos de los autores por el marketing, se les presenta a bombo y platillo como el último nuevo Marcel Proust o Roberto Bolaño. Con el propio consentimiento y sin escrúpulos a la hora de vanagloriarse de su capacidad para combinar el oficio de la escritura –fácil y rápida- con una vida plena en el seno del mundanal ruido.
 
No sería, por tanto, mala idea proponer con urgencia una normativa de prescripción inversa. ¿En qué consistiría? Entre otros, decretar el respeto a un prudente paso del tiempo para poder enjuiciar la valía de una obra. Así se respetaría también a los lectores. De paso, asimismo, a nuestros antepasados, escritores excelsos que se merecen un lugar en la literatura. 





martes, 16 de febrero de 2016

PALABRAS DE JUAN JOSÉ SAER SOBRE ARTE Y VIDA



"¡Uy!, la dicotomía del arte y la vida es un tema remanido y cansador. No me cabe la menor duda de que el arte es la vida más intensa que pueda existir. Cuando leo un buen texto literario, cuando escucho música, cuando veo una buena película, cualquier experiencia estética es una fuente de vida muy fuerte, densificada.  Lo que yo no quiero es que se considere que el arte representa la vida. No la representa. Además yo no sé lo que es la vida. Hay algo que da una ilusión de vida.  Pero como no sabemos lo que es la vida real, toda nueva propuesta del arte que puede ser de lo más inesperada será una hipótesis de vida, pero eso de si el arte es la vida o su representación, eso no. Ningún sujeto puede vanagloriarse de haber penetrado en la vida."

                                                                   Juan José Saer.-

(en Por un relato futuro. Conversaciones con Juan José Saer. Ricardo Piglia. Editorial Anagrama. Barcelona, 2015).




domingo, 7 de febrero de 2016

FICCIÓN






Enrique Vila-Matas escribió en un artículo que “la ficción, como si sonara a condado antiguo, la sitúan ya algunos en una remota región del país de los ficticios.” Se promociona hoy, añadió, el relato llamado verídico en detrimento de la invención literaria. No parece extraño, en consecuencia, el afán tan extendido en la actualidad de inspeccionar la vida exterior de los escritores. La “dimensión horizontal”, en palabras de Reiner Stach, frente al mundo interior o la “dimensión vertical” en que transcurre la escritura.

El artículo de Vila-Matas me despertó el recuerdo de los periodistas que viajaron a China cuando le concedieron a Mo Yan el Premio Nobel de Literatura. Fueron con sus cámaras para conocer in situ la extensión social y familiar de este escritor. ¿Habrán descubierto que también Mo Yan tiene que comer y hacer la digestión como el resto de los mortales?
Si en el pasado un puñado de periodistas se hubiese desplazado a la Praga de Kafka, ¿qué habría podido decir de la vida de este escritor que confesaba pasarse la mitad del día en la cama o en algún sofá, apático y soñando lejano? Nada que se relacionara con lo que escribía y dejaría en la posteridad sin aliento a tantísimos lectores.

En el espacio vertical donde tiene lugar la escritura puede penetrar el paisaje social, qué duda cabe. Pero es la ficción literaria el ámbito en el que los duendes de los escritores lo recrean. No parecen haberlo entendido así tampoco los periodistas que se empeñaron en ir a la casa de la tía de Mo Yan para entrevistarla. Oyeron que en un libro del escritor chino aparece la figura de su tía y ella tuvo que esconderse. No soportó el acoso de los reporteros que la confundían con el personaje de la novela. Mo Yan la considera, además, alegre, encantadora y feliz, mientras la tía literaria parece un miembro de la mafia y una loca que vaga en la noche como un fantasma. Siendo diametralmente distintas, la primera no se enfadó cuando supo cómo él la había descrito en su libro. Ha sabido entender la compleja relación entre los personajes literarios y las personas de carne y hueso.


FUENTE: EL QUINQUÉ. LA PROVINCIA-DIARIO DE LAS PALMAS.