jueves, 23 de abril de 2015

`HISTORIA SECRETA DEL MUNDO´, DE EMILIO GAVILANES



Ando sumergida en Historia  secreta del mundo, de Emilio Gavilanes, editado en La Discreta.
Una prosa concisa y bella, de ironía fina.
La contraportada acaba con estas palabras:

"Quizá las cosas sean lo que parecen ser y no haya nada que comprender", escribió Pessoa. ¿Hay que desconfiar de las cosas tal y como se muestran?

Quizás no, pienso, pero depende del ángulo desde el que se las mire o lea. La mirada de Emilio Gavilanes es capaz de generar extrañeza en lo más cotidiano y presuntamente normal.

Uno de los múltiples relatos del libro, titulado En el exilio, habla de un hombre que lleva casi un mes en Londres y aún no ha oído hablar a nadie en español, su lengua. Así termina expresando el narrador la añoranza del exiliado:

Está sentado en un banco de Hyde Park. De pronto se da cuenta de que los gorriones que le rodean y le miran esperando que les eche algo de comer, como hacen muchas personas en esta ciudad, gritan igual que los del Retiro. Y siente una alegría pueril, porque le parece que le hablan en una lengua conocida.  

sábado, 18 de abril de 2015

MÁS TARDE ES NUNCA





Si cumpliéramos la promesa de establecer una cita con cada uno de nuestros amigos o viejos conocidos, le faltarían días al calendario. Los tropezamos en la calle y tenemos la rara costumbre de acordar vernos pronto. “¿Quedamos, ¿eh?”  “Ya nos vemos.”  “Nos llamamos, seguro”. Son frases que solemos proferir ambas partes durante ese intercambio casual y fugaz o en el instante de la despedida antes de reemprender la marcha. Así procedemos, al menos a este lado del Atlántico, la mayoría de los mortales. Sabemos, no obstante, que las palabras se las lleva el viento y el día de la cita prometida difícilmente llegará.

Me dedico a rumiar los pensamientos anteriores después de leer un pasaje de Más allá del olvido, novela de Patrick Modiano. Un joven aspirante a escritor coincide en París con Van Bever y Jacqueline, su pareja. Traban amistad y terminan formando un vago triángulo amoroso. Para ser más exactos, el joven se enamora de Jacqueline y los dos tienen de vez en cuando algún encuentro íntimo y furtivo. Todos se citan a menudo en el café Dante, pero solo al principio. Al cabo de los días regresa cada uno a su vida y se reúnen con menor frecuencia. Una mañana acompaña el joven a la pareja hasta el hotel. Van Bever pronuncia un escueto adiós y Jacqueline le dice: “Nos vemos más tarde en el café Dante”. Ese “más tarde” tarda tiempo en cumplirse. Mientras tanto, el muchacho se ve condenado a esperarlos en vano una tarde y otra. En una ocasión posterior ocurrirá lo mismo. La pareja le despide con las siguientes palabras: “Hasta uno de estos días, en el café Dante.” El chico queda desconcertado y piensa que ella no quiere verle nunca más y que se ha convertido en un testigo molesto.

Si hubiera conocido la carta que le escribió T.W. Higginson, preceptor de Emily Dickinson, a su mujer, habría sabido cómo contestar. Cuenta él en la misiva haberle dicho a la poeta que volvería “alguna vez”. Ella respondió entonces: “Diga dentro de mucho tiempo, será antes. `Alguna vez´ no es nada.”   

P.D.: Transcurrieron quince años hasta que el joven aspirante a escritor se tropezó de nuevo por azar con Jacqueline. Ella, ya separada de Van Bever, se había casado con otro hombre.

domingo, 5 de abril de 2015

`LA ROSA ILIMITADA' , DE CARLOS MALENO




Bellísimo título, La rosa ilimitada, el que eligió Carlos Maleno (Almería 1977) para su segunda novela, editada en Sloper y ya en las librerías. Además de bello, o tal vez por eso, resulta inquietante. ¿Quién escribió que la belleza es la última barrera del horror? Recuerdo de pronto, fuera de contexto, aquellos versos de Rilke en su primera elegía: “porque lo bello no es // más que el comienzo de lo terrible”. O, desde otra perspectiva, La rosa enferma, poema de Blake en el que un gusano consume la vida de la flor. También la rosa roja e ilimitada de Carlos Maleno derrama sangre. Viene a ser al final del libro cuando abre de forma reveladora sus pétalos, que se hacen cada vez más grandes, expandiéndose por el asfalto. Es una imagen de la belleza que contiene en las propias entrañas a su terrible gemelo negro. El espanto y su hedor de muerte incomprensible, algo que descubrirán los lectores de esta novela.

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