domingo, 25 de diciembre de 2022
NO SE PUEDE RENUNCIAR A VIVIR MEDIO DÍA
martes, 20 de diciembre de 2022
ESCRIBIR ES SELECCIONAR DE FORMA ARBITRARIA
lunes, 12 de diciembre de 2022
RICARDO PIGLIA: LA COMPRENSIÓN REPRODUCE EL LENGUAJE DE LO QUE SE CONSIDERA REAL
viernes, 9 de diciembre de 2022
LEER ES ESCONDERSE
miércoles, 7 de diciembre de 2022
ROBERTO JUARROZ: LA POESÍA CREA PRESENCIA
domingo, 4 de diciembre de 2022
LA MEMORIA PARA UN ESCRITOR ES LA TRADICIÓN
viernes, 2 de diciembre de 2022
EL TEXTO, EXACTAMENTE IGUAL A UN SUEÑO
jueves, 1 de diciembre de 2022
ESCRIBO, LUEGO ESTOY MUERTO
LA AUSENCIA ERA ESO
lunes, 21 de noviembre de 2022
DAVID MARKSON EN 'LA AMANTE DE WITTGENSTEIN'
miércoles, 16 de noviembre de 2022
ENRIQUE VILA-MATAS Y 'EL ARTE DE LA FICCIÓN'
UN FRAGMENTO DE 'EN-NADAR-DOS- PÁJAROS', DE FLANN O'BRIEN
martes, 1 de noviembre de 2022
EL NARRADOR OMNISCIENTE HA MUERTO
LO QUE PASÓ, PASÓ, Y YA LO CONTÉ EN OTRO LIBRO
LA UTILIDAD DE LO INÚTIL
sábado, 22 de octubre de 2022
UNA CITA DE 'EL DESBARRANCADERO', FERNANDO VALLEJO.
jueves, 15 de septiembre de 2022
'MONTEVIDEO', DE ENRIQUE VILA-MATAS, UNA PUERTA AL MAR
lunes, 29 de agosto de 2022
W. GOMBROWICZ: EL INFIERNO DE DANTE, ¿CIUDAD DOLIENTE?
lunes, 22 de agosto de 2022
'MONTEVIDEO' ANTES DE LEER 'MONTEVIDEO'
Texto completo publicado en el periódico La Provincia :
Lo cuenta Enrique Vila-Matas en su blog “Ayudante de Vilnius”: Cuando su novela Montevideo había empezado ya a ser impresa, leyó determinados textos y fragmentos relacionándolos con su libro terminado. Por alguna razón le parecían conectados con este. La referida entrada a su blog se titula: ´Donde seguí viendo a Montevideo después de Montevideo´.
No resulta extraño que lectores ávidos por leer su nueva novela nos sumerjamos en una búsqueda de pistas reveladoras de su libro, que se publicará próximamente. Y como no podría ser de otra manera, tratándose de la obra del singular escritor catalán, las pistas consisten en una serie de preguntas que multiplica el universo de preguntas. Al fin y al cabo, la literatura no se propone ofrecer respuestas. Si acaso, aspira a dar cuenta de que existe todo lo imaginable. Como escribió Ricardo Piglia, en otra escala, en otro tiempo, nítido y lejano, igual que en un sueño.
Así, como en un sueño, me llegan también las pistas de Montevideo antes de haber leído la novela. En la web de Vila-Matas se dedica un espacio, aún casi desnudo, al anuncio del nuevo libro. En él aparece una sugerente imagen de Julio Cortázar junto a un verso de J.L. Borges: “Montevideo, ciudad que se oye como un verso”. Debajo, la portada de la novela: una imagen del cuadro “Las cuatro habitaciones”, de Vilhelm Hammershøi. Ambas imágenes aparentan guardar entre sí alguna relación oculta, pendiente de ser narrada. ¿Acaso no vivimos a través de narraciones? Los hechos requieren de narradores para existir y Vila-Matas es, además, experto en inventar en la escritura situaciones o realidades destinadas a transformarse en vivencias. Él despliega la misma capacidad de invención en el ámbito de la autobiografía, concebida como biografía potencial. Es decir, parece considerar la autobiografía, en un sentido amplio, como un conjunto de posibilidades no necesariamente realizadas.
A modo de adelanto del contenido de Montevideo hemos leído: “En pleno periodo de transformación personal y literaria, el narrador de esta novela comienza a observar señales en puertas y en cuartos contiguos, símbolos que comunican París con Cascais, Montevideo, Reikiavik, St. Gallen y Bogotá, y que le van devolviendo sigilosamente a la escritura, al deseo de transformar en láminas de vida ciertas experiencias que, como mínimo, piden a gritos ser narradas”. Las imágenes de Hammershøi y Cortázar se vinculan, asimismo, quizá, con el misterio que se esconde en lo cotidiano y con la obra que transita en la indistinguible frontera entre lo real y fantástico.
Los textos donde Vila-Matas siguió viendo Montevideo después de Montevideo insinúan la presencia de fantasmas, pisos y cuartos y puertas fantasmales en la novela. Maestro en el juego de las identidades, el escritor catalán da a entender igualmente la existencia fantasmal del individuo en un continuo cambio de identidad y de la propia versión. Al respecto, hace incluso alusión al día en que tuvo una pesadilla y al despertar en la cama se encontró a su lado consigo mismo convertido en un ser diabólico. Regresando a la presunta conexión entre la figura de Cortázar y la novela Montevideo, la leyenda cuenta que el escritor argentino era alérgico al ajo y dicha alergia era motivo de broma por parte de sus amigos, porque él sentía una especial atracción por los libros de vampiros y fantasmas.
Vila-Matas habla en su blog de “una habitación familiar y desconocida”. En una entrevista comenta que en 2010 estuvo pensando con Dominique González Foerster en una posible instalación inspirada en el lienzo de Hammershoi que tuviera “esa estructura de espacios caseros vacíos”. ¿Se refiere, entre otros, a esa cuarta habitación que en su novela Dublinesca quedó abierta al misterio? ¿Podría ser, tal vez, la cuarta habitación de Hammershøi?
sábado, 13 de agosto de 2022
JUAN-MANUEL GARCÍA RAMOS ESCRIBE SOBRE 'LA PENÚLTIMA LECTORA'
SOBRE LA PENÚLTIMA LECTORA
Juan-Manuel García Ramos
Después del primer hojeo del último libro de Elisa Rodríguez Court, La penúltima lectora (Madrid, Mercurio Editorial, 2022), lo que se me ocurrió decirle a bote pronto a su autora fue que por qué no le había puesto un prólogo o una introducción para aclarar cuál era el origen y la intención de esos textos reunidos. Creo que Elisa me contestó que esas páginas caminaban solas, o algo parecido. Tras la lectura atenta y feliz del volumen, he de darle la razón a Rodríguez Court.
Antes de nada, no puedo desligar la lectura del citado libro de Elisa de un título publicado en 2013 del novelista italiano Alessandro Baricco, Una cierta idea del mundo, traducido al español en 2020, donde el autor de Seda, nos daba cuenta de los mejores cincuenta libros leídos por él durante una década, proponiéndonos en su prólogo que esas lecturas facilitaban la inteligencia y la fantasía colectivas.
Y la inteligencia y la fantasía son las que despliega Rodríguez Court durante los noventa y cinco fragmentos que reúne su libro, ella los llama «narraciones híbridas», y donde casi siempre es un poema, una novela, un cuento o un drama, a veces una película, un lienzo o hasta un acceso a Google, los que avivan la escritura de Elisa y trascienden lo leído o lo visto más allá de sus límites originales, para dejar que la autora ajuste cuentas con sus ideas, con su interior más íntimo.
Dice Rodríguez Court en una de sus páginas que la pervivencia de la literatura depende tanto de quienes la escriben como de sus lectores y en La penúltima lectora queda patente que igual que existe la textualidad de los libros también existe la transtextualidad, el debate que suscita siempre la lectura de una obra, su prolongación. Salvando todas las distancias, pero en la línea de trabajo de Harold Bloom, Rodríguez Court, en sus depurados comentarios, también viene a demostrarnos lo que la buena crítica literaria y la solvente enseñanza de la literatura propician como prácticas de una meditación sobre la vida, como utensilios terapéuticos.
Court ensaya lo que nosotros llamaríamos la lectura creativa, reflexiones que parten de textos y provocan textos, todo ello producto de la madurez cultural, moral, existencial, de la autora, que no se queda en darnos pistas sobre sus obras y autores preferidos, sino que es capaz de asociar sin solución de continuidad la literatura y la vida, la literatura traducida a filosofía, a mirada amplia y enriquecedora. Dice Court: «Si una sola frase consigue remover nuestro intelecto, cabría preguntarse sobre las innumerables cavilaciones que provoca una obra literaria entera».
El tan argentino Ricardo Piglia, el atormentado David Foster Wallace, el dramaturgo precursor August Strindberg, los buenos amigos Coetzee y Paul Auster, el tan admirado Enrique Vila-Matas, la intensa literatura de Vasili Grossman, la narrativa lírica de Clarice Lispector, la poesía de Idea Vilariño tan cerca de Onetti, los cuadernos de Rilke, el triestino y danubiano Claudio Magris, el amante del fracaso Julio Ramón Ribeyro, la siempre sorprendente Emily Dickinson, Alice Munro y Philip Roth despidiéndose de la escritura, Cervantes y algunos episodios menores del Quijote, junto a otros autores no tan notorios, suscitan las citadas inteligencias y fantasías de Rodríguez Court y nos dan noticia de la biblioteca personal de esta penúltima lectora perteneciente a una época que ella misma define en sus actuales circunstancias: «¿Dónde queda la concentración, la soledad y la imaginación, elementos esenciales del hábito lector?» Lo que otros reconocen como una «crisis de distracción» generalizada.
Uno disfruta de La penúltima lectora como si se tratara de un viaje compartido, los libros leídos y conocidos por nosotros recobran nuevos sentidos, despiertan experiencias inéditas, se abren a originales redescubrimientos a través de la prosa limpia y exquisita de Rodríguez Court, de una prosa que sorprende por la amenidad que nos transmite, la independencia de su textura y su capacidad para atraparnos: «esas páginas que caminan solas» de las que me habló Elisa cuando yo le reclamaba un prólogo o una introducción para que nos dieran cuenta de lo que no lo necesitaba. Como ya reconocí, era ella quien tenía razón. Son páginas con vida propia al margen de los libros o las contingencias que las inspiran.
jueves, 11 de agosto de 2022
STONER: ¿QUIÉN ESCUCHA A SHAKESPEARE?
domingo, 7 de agosto de 2022
PRESENTACIÓN DE 'LA PENÚLTIMA LECTORA' EN LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
ENTREVISTA EN RADIO AGÜIMES
EL CONJUNTO DETERMINA LOS ELEMENTOS
UNA CITA DE HISTORIAS DE NUEVA YORK, DE ELIZABETH HARDWICK
viernes, 5 de agosto de 2022
NADA COMO UN LIBRO: ENTREVISTA A LA PENÚLTIMA LECTORA
jueves, 14 de julio de 2022
VIAJE AL PROPIO CENTRO
(Un texto de La penúltima lectora)
No sería mala idea: hacer la maleta al comienzo de las vacaciones para quedarnos en casa. Podríamos prepararla, como si fuésemos a partir, y permanecer de puertas adentro con las cosas imprescindibles. Imaginemos, pues, ese pequeño rectángulo vacío, abierto de par en par en el suelo. ¿Qué meteríamos en su interior para viajar al propio centro?
Si en una maleta caben los objetos indispensables que permiten a los viajeros desplazarse por lugares y ocupar espacios, con mayor facilidad conseguiremos acomodar en su seno lo preciso para vivir a gusto en nuestra casa habitual. Ligeros de equipaje, el viaje de un cuarto a otro se volvería una expedición no poco aventurada, ni poco rica en encantos y riesgos.
Alcanzaríamos el rango de capitán de cadin o palangana. Así llamaban con ánimo burlesco los capitanes de altura a los capitanes cuyos barcos realizaban solo trayectos breves, cuenta Claudio Magris en El infinito viajar. Los primeros navegaban atravesando océanos día y noche en una travesía interminable.
El viaje al propio centro se realizaría en casa entre distancias cortas. Pero también durante recorridos pequeños se producen e igualmente pueden destaparse maravillas inadvertidas hasta entonces. Depende, en parte, del material escogido para la maleta, abierta como una novela de páginas en blanco y necesitada de una escritura con sustancia.
lunes, 4 de julio de 2022
`LA PENÚLTIMA LECTORA´. ENTREVISTA A ELISA RODRÍGUEZ COURT.
ENTREVISTA DE CARLA RIVERO, LA PROVINCIA.
<<MIENTRAS PERDURE SHAKESPEARE, LA LITERATURA SERÁ SÓLIDA>>.
https://www.laprovincia.es/cultura/2022/07/03/elisa-rodriguez-court-perdure-shakespeare-67920572.html
La Provincia, Lunes 04.07.2022