sábado, 28 de diciembre de 2019

MARIO LEVRERO. PÁGINA EN BLANCO.



Cuando se da la página en blanco no es por falta de temas, sino por exceso de temas que compiten entre sí. (...) El problema no sería entonces qué escribir sino qué no escribir.

                        Mario Levrero.-



(en Conversaciones con Mario Levrero. Pablo Silva Olazábal. Ediciones Contrabando.)







viernes, 27 de diciembre de 2019

SOBRE `LA FIESTA DEL TEDIO´, POR LUCÍA AMBROGIO






BREVES IMPRESIONES LECTORAS
                                                                       
                                                          

      …”Al frente esperaba el desencanto…”  
                                                
LA FIESTA DEL TEDIO,
                                                                               Elisa Rodríguez Court. Colección Agustín Espinosa, Gobierno de Canarias.                                                              
                                                     


Entrar y salir de ese cuarto blanco, inmaculado recinto de sentimientos encontrados, de verdades que irán revelándose, entre conjeturas con formas de interrogantes, embistiendo, a veces,  contra la altivez de un” nosotros” impuesto por  la repetición.

… La primera persona del plural, que tal vez debería desterrarse del diccionario por sus efectos colaterales dañinos…

Y uno, lector, ingresa al verosímil de una situación cercana, la que propicia el estilo intimista de una voz que nos incluye en la vorágine de un relato que crece en reflexión, en citas, aunque también, en el monólogo de un discurso interior con la implosión de recuerdos latentes.

Se sufre por un dolor y asimismo por las reflexiones que el dolor origina…




¿Quién no ha sufrido el desencanto de una relación afectiva?, me pregunto, mientras releo las citas que he subrayado en La Fiesta del Tedio de Elisa Rodríguez Court (Islas Canarias, 1959).



Pero claro, la lección se aprende luego del error, de creencias instaladas por el ego cuando éste no se aviene a la “decepción” y en cambio, retacea la culpa en el desamor, sin advertir que el diálogo iniciado traería las verdades ya conocidas, provenientes, como en este caso, de un discurso en común de una pareja.

Sus intertextos, hallazgos literarios de una voraz lectora como lo es su autora, que además de marcarnos huellas significantes en el camino lector, le otorgan al discurso esa permeabilidad que oxigena el estar, el permanecer frente a frente, crédulos “amortes” de una relación marcada por la finitud, como la vida misma.



                Lucía Ambrogio de Pistacchia. 2019.




domingo, 24 de noviembre de 2019

ENTREVISTA A ELISA RODRÍGUEZ COURT EN 'LA PROVINCIA'


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Elisa Rodríguez Court vuelve a publicar un nuevo libro, La fiesta del tedio, dentro de la Colección Agustín Espinosa. Para la escritora grancanaria  esta obra narra el cansancio de pareja y el amor como espejismo, a la vez que observa el tedio desde diversas perspectivas.



"Escribí 'La fiesta del tedio' basándome en ideas que me inspiran citas de libros"

"Enrique Vila-Matas es uno de mis principales referentes literarios, con una obra irrepetible", afirma.


24.11.2019 | 04:22



El título de su nuevo libro, La fiesta del tedio, suena a ironía. ¿No son la fiesta y el tedio términos que se contraponen?

Bueno, es un oxímoron que elegí de forma intencionada con ánimo de referir irónicamente las excusas de las que se vale el protagonista, desde la visión de la narradora, para celebrar su estado de desgana, su desidia, cuando no el propio desgaste vital.

¿Podría aclarar un poco el tema? ¿De qué trata su novela?

Es el relato de la narradora, una lectora empedernida de cincuenta y pico años de edad, sobre la debacle de su relación amorosa con el que fue su maestro literario, que le lleva unos años. Un ser al que idolatra y que, con el paso del tiempo, ella desmitifica, descubriendo en él a una persona miserable que se ampara en la literatura, y en concreto en la obra de Clarice Lispector, con la única finalidad de enaltecer su tedio. En realidad, el argumento de mi novela es un motivo para abordar no solo el cansancio de pareja y el amor como espejismo, sino asimismo el tedio desde diferentes perspectivas, incluso como estímulo para el individuo ponerse de nuevo en marcha, cuando no para denunciar la inutilidad de lo útil, o la valía de lo inútil.

¿En su libro se habla entonces de una ruptura amorosa?

Sí y no. Esa temática es la cáscara de reflexiones en torno a aspectos que atañen a la tan complicada naturaleza humana y a la literatura. Mi novela no constituye un texto orgánico. Prefiero la fragmentariedad en la escritura, porque concibo la novela como un conjunto de piezas de un puzle inacabado e inacabable. Me interesan, antes que las respuestas, las preguntas, las reflexiones y el viaje interior. En especial, priorizo la intertextualidad, a veces explícita, pero en la mayor parte de las ocasiones como procedimiento compositivo.

¿De ahí que en La fiesta del tedio, al igual que en sus otros libros, aparezcan innumerables referencias literarias?

Sí, esa presencia que nombras es lo que llamo intertextualidad. En este sentido, concibo la creación literaria también como una manera de conversar críticamente con la literatura y acerca de la literatura.

Suele decir que escribe mientras lee.

Escribo leyendo y para seguir encontrando un motivo para la lectura. Más bien, tal vez, para mantener mi pasión lectora. Devoro libros. Es mi modo de respirar, el excedente de vida que trasciende la plana normalidad. De hecho, escribí la mayoría de los pasajes de La fiesta del tedio basándome en ideas que me inspiraban citas de libros. Citas a las que les doy la vuelta y busco otros sentidos. También transcribo muchas de ellas en nuevos contextos, cambiando apenas unas pocas palabras.

¿Qué opina del llamado plagio en la literatura?

Defiendo el plagio, entendido como el resultado del esfuerzo que realiza el buceador para hacerse con las perlas más preciadas. No es algo que me proponga. Mi cabeza es un recipiente de citas que se pelean por tomar la palabra. Citas ajenas y a la vez propias, porque solo se puede robar, creo, lo que se lleva dentro. De lo contrario, pasaría desapercibido durante el proceso de lectura. Las voces robadas parecen residir, por tanto, en el propio interior antes de leerse en libros de otros. Quizá por eso dice Clarice Lispector, en relación a la idea anterior, que los escritores se copian a sí mismos.

Precisamente a Clarice Lispector le dedica usted su novela. ¿Por qué?

Porque escribí La fiesta del tedio mientras me sumergía en su obra, dejándome contagiar de sus libros. Además de identificarme con sus experiencias interiores, me interesa muchísimo su manera de abordar el lenguaje y sus límites, el silencio y lo indecible. De todos modos, en La fiesta del tedio, además de Clarice Lispector, están también presentes, expresa o implícitamente y, con mayor o menor acierto, las voces de diversos escritores, como Mario Levrero, Natalia Ginzburg, Elizabeth Hardwick, Julio Ramón Ribeyro, Peter Handke,... Y, por supuesto, Enrique Vila-Matas, uno de mis principales referentes literarios, cuya obra irrepetible me ha llevado a visitar tantos autores para mí hasta entonces desconocidos.

He oído decir a escritores que la escritura les "salva" de la muerte.

Pues a mí escribir me ayuda a mirar de frente a los ojos de la muerte. Clarice Lispector escribía, dijo en cierta ocasión, desde su tumba. Estaba muerta y escribía.





martes, 19 de noviembre de 2019

ME LLAMO VILA-MATAS, COMO TODO EL MUNDO





El escritor A.G. Porta se vale de un dúo cómico, que recuerda al de Beckett en Esperando a Godot, para desentrañar con una enorme dosis de humor, a través de un diálogo absurdo, la literatura de Enrique Vila-Matas.

Me llamo Vila-Matas, como todo el mundo es una Delikatesse para los lectores que conocen la obra de Vila-Matas y para aquellos que quieran adentrarse en ella y descubrir sus claves.



(página 27)







-Bueno, ¿qué te ha dicho la agente?

(...)

-¿Algo más?

-Que hace falta un título y un final, y que el público es sabio.

(...)

-No me negarás que lo del título es de sentido común.


-Siempre que Sin título no sea el título.
                                                 

                                                                                      (página 58)



   
-No es lo mismo llamarse Vila-Matas, como todo el mundo, que el hecho de que todo el mundo se llame Vila-Matas.
                                   
                                                                                  (página 24)




lunes, 28 de octubre de 2019

'LA FIESTA DEL TEDIO' ENTRE LAS NOVEDADES EDITORIALES DEL GOBIERNO DE CANARIAS


Canarias cuenta con una extraordinaria producción literaria y queremos acercarte a ella a través de los últimos volúmenes editados por el Gobierno de Canarias para diferentes colecciones: 'Agustín Espinosa', 'Poesía' y 'Nuevas Escrituras'. Presentamos seis libros este jueves, 31 de octubre, a las 20.00 h., en un acto abierto al público en la Sala Nueva del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

📚 Presentaremos:
De la colección 'Agustín Espinosa':
-'Crónicas de Artemi', de Ángel Sánchez.
-'La fiesta del tedio', de Elisa Rodríguez Court.

De la colección 'Poesía':
-'El libro de las horas y los días', de Dolores Campos-Herrero.
-Poesía completa, de Juan José Delgado.

De la colección 'Nuevas Escrituras Canarias':
-'Ceremonia', de Yeray Barroso.
-'La muerte de Alaia Parisi', de Natalia Toledo.

📚 Intervienen:
La profesora de la ULPGC y crítica literaria Blanca Hernández Quintana disertará sobre estas publicaciones y posteriormente se celebrará una mesa redonda protagonizada por los autores y responsables de las introducciones críticas: Ángel Sánchez, Cecilia Domínguez Luis, Santiago Gil, Elisa Rodríguez Court y Yeray Barroso. El viceconsejero de Cultura Juan Márquez acompañará a los escritores en este acto.


📚 Sobre estas colecciones:

La producción editorial del Gobierno de Canarias cuenta en los últimos años con dos colecciones ya estables: Biblioteca de Artistas Canarios y Biblioteca Atlántica. En 2017, se produjo la recuperación de la colección Nuevas Escrituras Canarias (NEC), a través de un concurso público. La reactivación de NEC es, sin duda, un apreciado avance que, en este caso, beneficia directamente a la joven creación literaria de Canarias, pues la convocatoria está destinada a menores de 35 años.


En 2019, se produce el rescate de otras dos colecciones del Gobierno de Canarias que llevaban muchos años dormidas. Nos referimos a las colecciones Agustín Espinosa (dedicada a novela y narrativa breve) y Poesía. Estos primeros pasos en la reactivación de las colecciones literarias más señeras del gobierno canario dibujan una etapa renovadora, que dirige su acción hacia la consolidación de su producción editorial propia.


domingo, 27 de octubre de 2019

'DESIERTO SONORO', DE VALERIA LUISELLI


Solo un poquito más y luego haremos una parada en Baltimore, le respondo a la niña.
- ¿Pero cuántas cuadras más hasta que lleguemos al final final?
El plan es manejar desde Nueva York hasta la esquina sureste de Arizona. (...)
Cuán confuso debe de ser vivir en el mundo atemporal de una persona de cinco años: un mundo al que no le falta, sino que le sobra tiempo. Por fin mi esposo responde algo que parece tranquilizarla:
Vamos a llegar al final final cuando se te caiga el segundo diente de abajo.

              Valeria Luiselli.-

(en DESIERTO SONORO. Traducción de Daniel Saldaña París y la autora. Editorial Sexto piso.)



Un mapa es una silueta, un contorno que agrupa elementos dispares, cualesquiera que sean. Cartografiar es incluir tanto como excluir. Cartografiar es, además, una manera de visibilizar lo que generalmente está oculto.

     Valeria Luiselli.-

(en DESIERTO SONORO. Editorial Sexto piso. Traducción de Daniel Saldaña París y la autora.)




No me interesa la intertextualidad como un gesto explícito y performativo, sino como método o procedimiento compositivo.

               Valeria Luiselli.-

(en DESIERTO SONORO. Editorial Sexto piso. Traducción de Daniel Saldaña París y la autora.)



sábado, 19 de octubre de 2019

SOBRE 'LA FIESTA DEL TEDIO'. POR JUAN-MANUEL GARCÍA RAMOS



Del sentir y del decir

ELISA RODRÍGUEZ COURT PUBLICA 'LA FIESTA DEL TEDIO', NOVELA METALITERARIA DONDE UN HOMBRE Y UNA MUJER COMPARTEN LA OBSESIÓN LECTORA POR CLARICE LISPECTOR


JUAN-MANUEL GARCÍA RAMOS

En 2012, Elisa Rodríguez Court sorprendió a sus lectores con una novela extraña, metaliteraria, donde lo que se venía a cuestionar era la misma posibilidad de la literatura, esa tensión que siempre se da entre sentir y decir. Decir noche era un diálogo fecundo de la narradora, Beatriz, cuya vida intemporal transcurre en un jardín de estatuas sin ojos, con otros muchos escritores que ella ve, aunque su figura permanezca invisible para los demás, y que entran y salen de la narración para aportar sus testimonios al debate iniciado por Lord Chandos, debate en el que también interviene, de manera insistente, Emily Dickinson, encerrada en su cuarto, pero con una ventana que da al tan traído y llevado jardín de las efigies ciegas, lo que le permitirá a la narradora convertir a la poeta estadounidense, casi inédita en vida, en la vecina más cercana del atribulado Lord Chandos y en su virtual interlocutora.
En 2019, Elisa Rodríguez Court regresa con otra entrega no desvinculada del anterior ejercicio literario para demostrarnos la fecundidad de su duda epistemológica: ¿se puede decir en su totalidad todo aquello sentido y pensado?
Esta vez otra narradora de mediana edad se dispone a escribir la historia de un amor frustrado con un hombre de su generación durante algunos meses en un chalet de las afueras de una población innominada. Esa narradora insiste una y otra vez a lo largo de su texto que trata de escribir en privado una "autobiografía disfrazada de autobiografía y antes me he vaciado de lágrimas" Y nos precisa los detalles de su trabajo: "Como quien se abstiene de comer determinado fruto, pero conserva su sabor en la memoria, yo escribo con el recuerdo de mi llanto".

Esa mujer y ese hombre comparten una lectura casi obsesiva de la brasileña de origen ucraniano Clarice Lispector. Su novela La pasión según G.H., publicada por primera vez en 1964, donde Lispector confiesa, en una búsqueda desesperada de identidad y mediante un monólogo absorbente que lo indecible solo le será dado a través del lenguaje.
Y es al lenguaje, a la verbalización, a lo que se agarra la narradora de esta novela de Elisa Rodríguez Court para valorar el sentido de ese amor compartido que poco a poco ha ido saltando por los aires. Un minucioso ejercicio de introspección acompañado de una tonalidad expresiva que solo parece inventariar la sorpresa y también la nostalgia de lo sucedido entre esos dos seres unidos por la pasión lectora (Foucault, Barthes, Deleuze, Kafka, Wallace el estadounidense, Duras, Juarroz...) y el destello de una atracción que ambos reconocen extinguida.
Las páginas de esta novela de Rodríguez Court no relatan sino ese suceso, por otra parte tan convencional: una mujer y un hombre se enamoran y se desenamoran, y es ella la que se ocupa de dar cuenta del asunto. Pero es en el esfuerzo por detallarnos todos los estados del alma activados en esa relación ya rota donde se encuentra la vitalidad y la trascendencia de la obra. En el estilo.
La narradora de La fiesta del tedio (Islas Canarias, Viceconsejería de Cultura y Deportes, Colección Agustín Espinosa, 2019) así lo reconoce en una discusión literaria con su amante: "Lo más importante en literatura es el estilo, capaz de mover montañas". Y en la capacidad expresiva de Rodríguez Court está la clave de esa fiesta del tedio. En mantener una tonalidad persuasiva sobre sabidurías, emociones, sensaciones, sensibilidades, instintos, obsesiones, sufrimientos y dichas, errores y terrores, que todavía no han alcanzado su condición lingüística, como ya sucediera en su obra anterior, a la que se alude dentro de La fiesta del tedio (página 105).
Noam Chomsky ha afirmado desde su talento intelectual y desde la contundencia de sus juicios que el lenguaje para él es una capacidad cognitiva del ser humano, depende de la capacidad innata de la mente humana. Pero hay personas que se expresan con unos cientos de palabras y hay otras capaces de poner en funcionamiento todo el caudal de enunciados que poseemos para registrar la complejidad de la vida humana.



Rodríguez Court ha hecho en La fiesta del tedio un derroche de facultades lingüísticas sin caer nunca en la facilidad del erotismo ni de las tramas negras, ahora tan en boga, para demostrarnos con una madurez cada vez más asentada que todavía podemos seguir amando a la literatura como experiencia límite de todo lo que el lenguaje humano puede llegar a descubrirnos sobre la tristeza y la grandeza de nuestra existencia. Estas son las palabras con las que cierra su novela: "Me pregunto también si en realidad escribo esta autobiografía disfrazada de autobiografía para que las horas pasen con rapidez porque me siento incapaz de emprender una nueva vida.

FUENTE: LA PROVINCIA. CULTURA.



viernes, 30 de agosto de 2019

'ESTA BRUMA INSENSATA', DE ENRIQUE VILA-MATAS


"Es como cuando se mira algo en el crepúsculo.
No es tanto que la luz sea incierta, sino que se sabe
que no será posible terminar de ver, porque la luz disminuye.
Así se presentan ahora las cosas y las personas:
fijadas para siempre en no poder terminar de verlas."

Giorgio Agamben.-



Leer aquí:  SOBRE ESTA BRUMA INSENSATA


miércoles, 31 de julio de 2019

'LOS OJOS VERDES', DE MARGUERITE DURAS. FRAGMENTO.



La nieta de una mujer que tuvo en el pasado remoto cierta amistad con Marguerite Duras le escribe a esta una carta invitándola a la charla que dará su abuela, de 89 años, en la residencia de ancianos donde vive. La escritora no le responde y recibe al cabo una carta de la anciana:

Señora:

Tiene usted razón al permanecer silenciosa. A través de la joven que yo fui, su fantasía ha creado una imagen ficticia que conserva su encanto precisamente gracias a este anonimato misterioso que hay que preservar. Yo misma (...) no quise leer su libro ni ver su película. Discreciones de recuerdos, de impresiones, que conservan su valor quedándose en la sombra, en la conciencia de lo real hecho irreal.

Con mis mejores deseos.

(en LOS OJOS VERDES. Marguerite Duras. Ediciones Paradigma. Traducción de Chantal Delmas.)



domingo, 14 de julio de 2019

EXPERIENCIAS INTERIORES



No sé diría, desde afuera, hasta tal punto la carne parece firme y serena, la cabeza sólida y compacta, la mirada uniforme y sin expresión, que por dentro (del cuerpo de ella) una muchedumbre de imágenes, de latidos, de pulsaciones, lo atraviesan, continuos, como una piedra que cuando se la da vuelta deja ver el grumo efervescente de un hormiguero.

             
                  JUAN JOSÉ  SAER.-



(en NADIE NADA NUNCA. Editorial Rayo Verde.)


jueves, 11 de julio de 2019

LA VERDAD DE LA FICCIÓN. JUAN JOSÉ SAER.



No se escriben ficciones para eludir, por inmadurez o irresponsabilidad, los rigores que exige el tratamiento de la "verdad", sino justamente para poner en evidencia el carácter complejo de la situación, carácter complejo del que el tratamiento limitado a lo verificable implica una reducción abusiva y un empobrecimiento. Al dar un salto hacia lo inverificable, la ficción multiplica al infinito las posibilidades de tratamiento. No vuelve la espalda a una supuesta realidad objetiva: muy por el contrario, se sumerge en su turbulencia, desdeñando la actitud ingenua que consiste en pretender saber de antemano cómo esa realidad está hecha.

           
                    JUAN JOSÉ SAER.-



( en EL CONCEPTO DE FICCIÓN. Editorial Rayo Verde.)

martes, 9 de julio de 2019

JUAN JOSÉ SAER. EL CONCEPTO DE FICCIÓN. FRAGMENTO.


Pensar y actuar no consiste en superponer capas planas de realidad y cortar lo que sobresale, hasta darle al mundo la forma de nuestros fantasmas, sino en aceptar su diversidad y su amenaza, aunque al contacto de su ardor nuestra omnipotencia quede chamuscada.
         
           JUAN JOSÉ SAER.-


(en EL CONCEPTO DE FICCIÓN. Editorial Rayo Verde.)





domingo, 7 de julio de 2019

NADIE NADA NUNCA. JUAN JOSÉ SAER.



La ciudad argentina está desierta en febrero, "mes irreal" de calor sofocante tan parecido al agosto irreal europeo. Ni un alma en las calles.

"Muchos se preguntan, bromeando (pero ya se sabe lo que las bromas pueden llegar a significar), si no se trata lisa y llanamente del fin del mundo.(...)
El escepticismo ante la posibilidad del fin del mundo se basa exclusivamente en el concepto de experiencia; porque no hubo fin del mundo hasta ayer, ni hasta esta mañana, no lo habrá en este momento, ni mañana a la mañana."

                   
              JUAN JOSÉ SAER.


(en NADIE NADA NUNCA. Editorial Rayo Verde.)


miércoles, 3 de julio de 2019

EL CAMINO QUE ANDA DESPACIO. RICARDO PIGLIA.



Un puente es un hombre cruzando un puente, recordé que escribió Cortázar en uno de sus libros cuando leí en los Diarios de Emilio Renzi (Ricardo Piglia) sobre las tranquilas aguas de un río tan lento que los lugareños lo llaman

"el camino que anda despacio".

Ajeno, pensé, a cualquier afán de los mortales.


EL CONCEPTO DE FICCIÓN. JUAN JOSÉ SAER.



Ser comunista. Ser liberal. Ser individualista. Para el que escribe, asumir esas etiquetas, no es más esencial, en lo referente a lo específico de su trabajo, que hacerse socio de un club de fútbol o miembro de una asociación gastronómica. (...)

A priori, el escritor no es nada, nadie, situación que a decir verdad, metafísicamente hablando, comparte con los demás hombres, de los que lo diferencia, en tanto que escritor, un simple detalle (...): si para los demás la construcción de la existencia reside en rellenar esa ausencia de contenido con diversas imágenes sociales, para el escritor todo el asunto consiste en preservarla (...). Se aborda el mundo a partir de cero.

                                                     

                                       JUAN JOSÉ SAER.-




(en EL CONCEPTO DE FICCIÓN. Editorial Rayo Verde.)




martes, 14 de mayo de 2019

JUAN-MANUEL GARCÍA RAMOS ESCRIBE SOBRE `LA FIESTA DEL TEDIO´




FUENTE: LA PROVINCIA. SUPLEMENTO DE CULTURA.


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Del sentir y del decir

Elisa Rodríguez Court publica 'La fiesta del tedio', novela metaliteraria donde un hombre y una mujer comparten la obsesión lectora por Clarice Lispector

11.05.2019 | 00:29
Del sentir y del decir
En 2012, Elisa Rodríguez Court sorprendió a sus lectores con una novela extraña, metaliteraria, donde lo que se venía a cuestionar era la misma posibilidad de la literatura, esa tensión que siempre se da entre sentir y decir. Decir noche era un diálogo fecundo de la narradora, Beatriz, cuya vida intemporal transcurre en un jardín de estatuas sin ojos, con otros muchos escritores que ella ve, aunque su figura permanezca invisible para los demás, y que entran y salen de la narración para aportar sus testimonios al debate iniciado por Philipp Chandos, debate en el que también interviene, de manera insistente, Emily Dickinson, encerrada en su cuarto, pero con una ventana que da al tan traído y llevado jardín de las efigies ciegas, lo que le permitirá a la narradora convertir a la poeta estadounidense, casi inédita en vida, en la vecina más cercana del atribulado Philipp Chandos y en su virtual interlocutora.
En 2019, Elisa Rodríguez Court regresa con otra entrega no desvinculada del anterior ejercicio literario para demostrarnos la fecundidad de su duda epistemológica: ¿se puede decir en su totalidad todo aquello sentido y pensado?
Esta vez otra narradora de mediana edad se dispone a escribir la historia de un amor frustrado con un hombre de su generación durante algunos meses en un chalet de las afueras de una población innominada. Esa narradora insiste una y otra vez a lo largo de su texto que trata de escribir en privado una "autobiografía disfrazada de autobiografía y antes me he vaciado de lágrimas" Y nos precisa los detalles de su trabajo: "Como quien se abstiene de comer determinado fruto, pero conserva su sabor en la memoria, yo escribo con el recuerdo de mi llanto".
Esa mujer y ese hombre comparten una lectura casi obsesiva de la brasileña de origen ucraniano Clarice Lispector. Su novela La pasión según G.H., publicada por primera vez en 1964, donde Lispector confiesa, en una búsqueda desesperada de identidad y mediante un monólogo absorbente que lo indecible solo le será dado a través del lenguaje.
Y es al lenguaje, a la verbalización, a lo que se agarra la narradora de esta novela de Rodríguez Court para valorar el sentido de ese amor compartido que poco a poco ha ido saltando por los aires. Un minucioso ejercicio de introspección acompañado de una tonalidad expresiva que solo parece inventariar la sorpresa y también la nostalgia de lo sucedido entre esos dos seres unidos por la pasión lectora (Foucault, Barthes, Deleuze, Kafka, Wallace el estadounidense, Duras, Juarroz?) y el destello de una atracción que ambos reconocen extinguida.
Las páginas de esta novela de Rodríguez Court no relatan sino ese suceso, por otra parte tan convencional: una mujer y un hombre se enamoran y se desenamoran, y es ella la que se ocupa de dar cuenta del asunto. Pero es en el esfuerzo por detallarnos todos los estados del alma activados en esa relación ya rota donde se encuentra la vitalidad y la trascendencia de la obra. En el estilo.
La narradora de La fiesta del tedio (Islas Canarias, Viceconsejería de Cultura y Deportes, Colección Agustín Espinosa, 2019) así lo reconoce en una discusión literaria con su amante: "Lo más importante en literatura es el estilo, capaz de mover montañas". Y en la capacidad expresiva de Rodríguez Court está la clave de esa fiesta del tedio. En mantener una tonalidad persuasiva sobre sabidurías, emociones, sensaciones, sensibilidades, instintos, obsesiones, sufrimientos y dichas, errores y terrores, que todavía no han alcanzado su condición lingüística, como ya sucediera en su obra anterior, a la que se alude dentro de La fiesta del tedio (página 105).
Noam Chomsky ha afirmado desde su talento intelectual y desde la contundencia de sus juicios que el lenguaje para él es una capacidad cognitiva del ser humano, depende de la capacidad innata de la mente humana. Pero hay personas que se expresan con unos cientos de palabras y hay otras capaces de poner en funcionamiento todo el caudal de enunciados que poseemos para registrar la complejidad de la vida humana.
Rodríguez Court ha hecho en La fiesta del tedio un derroche de facultades lingüísticas sin caer nunca en la facilidad del erotismo ni de las tramas negras, ahora tan en boga, para demostrarnos con una madurez cada vez más asentada que todavía podemos seguir amando a la literatura como experiencia límite de todo lo que el lenguaje humano puede llegar a descubrirnos sobre la tristeza y la grandeza de nuestra existencia. Estas son las palabras con las que cierra su novela: "Me pregunto también si en realidad escribo esta autobiografía disfrazada de autobiografía para que las horas pasen con rapidez porque me siento incapaz de emprender una nueva vida?"



GUERRA Y TREMENTINA





El mundo puede estarse desmoronando y la vida busca su hueco para abrirse camino entre las ruinas. Eso pensé mientras leía Guerra y trementina, novela de Stefan Hertmans. La existencia del protagonista estuvo marcada por las tragedias del siglo XX en Europa. Fue lanzado muchas veces a los leones en el frente de las guerras, asistiendo en primera línea al horror.

En una de las habituales batallas feroces obligan los oficiales a los soldados ya derrengados, conmocionados y aturdidos a meterse en las improvisadas trincheras y no moverse hasta nueva orden. Deben esperar la retirada del enemigo, cuyas fuerzas son superiores. Anochece y acaban acomodándose en la tierra como pueden, cuenta el protagonista de la novela, recién estrenado en su juventud.

Duermen en el barro; unos de pie, apoyados en el fusil, otros en postura fetal. El joven se acuerda de pronto, no sabe por qué, de una joven desconocida a la que descubrió una tarde saliendo desnuda del agua de una charca. Su piel suave y blanca brilla ahora ante sus ojos con una luz intensa en la oscuridad. ¿Cómo se explica ese misterio por el cual vemos luz y vida en nuestros sueños cuando todo está oscuro a nuestro alrededor?, se pregunta.

Crece su ansiedad. El deseo se apodera de su cuerpo, dice, y el demonio del placer solitario le echa sus garras al cuello. En la trinchera oye de vez en cuando roces rítmicos sobre un tejido. Sabe lo que significan. Arrastrado por su imaginación y sin tiempo para tocarse, eyacula finalmente en su pantalón del ejército. Ahí, acosados por el enemigo en ese infierno de barro y muerte del que ya han huido hasta los animales del paraíso, él experimenta una indecible sensación de calor dichoso.                           
       



FUENTE: EL QUINQUÉ. LA PROVINCIA-DIARIO DE LAS PALMAS.




`LA FIESTA DEL TEDIO´ EN ´LOS CUADERNOS DE VOGLI´





             FUENTE: LOS CUADERNOS DE VOGLI, BLOG DE RICARDO REQUES.




martes, 7 de mayo de 2019

SOBRE 'LA FIESTA DEL TEDIO´, POR JOSÉ MIGUEL JUNCO




José Miguel Junco escribe en su blog NO DIGAS QUE FUE UN SUEÑO sobre La fiesta del tedio:



NOTAS SOBRE LA FIESTA DEL TEDIO DE ELISA RODRÍGUEZ COURT


Tras una ruptura amorosa, aún con las secuelas del naufragio, en una habitación blanca una mujer  “coge el tiempo en sus manos” y reflexiona sobre lo ocurrido.

La fiesta del tedio, tercera novela de Elisa Rodríguez Court, no es, sin embargo, una narración lineal. La ruptura de la relación amorosa no es sino el pretexto del que se vale la autora para de manera fragmentaria conjeturar sobre la vida misma.

Supe y no supe lo que iba a ocurrir. Me he dado cuenta después de tomar el tiempo en mis manos. La narradora, que es a la vez uno de los dos personajes principales de la obra, va refiriendo en primera persona aspectos de la relación ahora rota. No para saldar cuentas, no para justificarse, sino más bien como un ejercicio de recomposición personal que le permita “coger aire” para seguir.

A lo largo de la novela, el otro miembro de la pareja es interpelado constantemente. Alusiones y diálogos en diferido que sirven de ejemplificación a la hora de encarar sentimientos y sensaciones que sobrepasan la relación en sí.

Él y yo nos miramos un instante mientras los demás se quitan la palabra. En ese cruce de miradas me parece que se concentra la comunicabilidad de dos soledades”. El fantasma de la soledad que conduce a la búsqueda de un modo de conjurarla pese al presentimiento de que tampoco esta vez resultará.

Un espacio constreñido, casi claustrofóbico, una habitación blanca, es el marco en que tiene lugar el ejercicio de reflexión y recomposición antes señalado:

Todo blanco y en silencio, como un aviso de la vida que transcurre para cesar.

Un proceso tan necesario como doloroso a través del cual se van diseccionando las distintas etapas de la relación. Desde unos inicios prometedores a la aparición de los primeros síntomas de resquebrajamiento con una fase final que se prolonga pese a la evidencia de que la ruptura es ya irreversible.

En la etapa inicial descubrimos cómo el arte, en concreto la literatura, será un punto de unión y fortalecimiento en la relación de la pareja. Ambos comparten la afición por la lectura y ambos son lectores empedernidos para los que la literatura no es únicamente un entretenimiento sino algo trascendental en su manera de entender la vida.

Cuánto tiempo dedicado a la lectura durante aquellos meses. Cuántas conversaciones en torno a la literatura, epicentro del amor y asimismo de lo que vino después, creo. No niego que él fue para mí un gran maestro…Leo y escribo para mí, en privado. Un sinfín de escritores me acompaña en este trayecto ciego. Sin ellos estaría aún más sola.

Una característica en la obra de la autora es, al igual que ocurre con Roberto Bolaño, Enrique Vila-Matas o Ricardo Piglia, la de hacer de la literatura un elemento esencial en el proceso creativo. Por eso, no es extraño que en la novela los diferentes tempos de la relación estén jalonados por alusiones a autores y pasajes concretos de sus  obras. Entre esos autores sobresale la figura de la escritora brasileña Clarice Lispector a cuya memoria está dedicada el libro.

Esta característica “la heredará” la narradora que declara su firme y decidida apuesta por una lectura activa, intertextual y vinculante.

Procuro ayudarme de un cuaderno donde anoto citas robadas de los libros. Me inspiro en ellas. A veces las uso y no menciono sus fuentes. Va siendo hora de cobrarles, como lectora empedernida que soy, algún peaje a los escritores. ¿Qué sería de sus obras si no existiera la figura del lector? El autor, además, muere cuando nace el lector.

Dos posturas se contraponen entre los miembros de la pareja. A ella le molesta que él trate de mitificar el inevitable fracaso para justificar su inacción  y atonía. Le parece que teoriza sobre el mismo para, de algún modo, darle un sentido heroico  a su pasividad.

Este hecho, que en los inicios de la relación no parece representar un impedimento, se irá manifestando como crucial en el paulatino deterioro  de la convivencia. Lo que inicialmente el enamoramiento “perdona” terminará por pasar factura.

Quería vivir en lo atonal. Eso dijo. Se expresaba con frecuencia de una manera bastante críptica. ¿Has leído, me preguntó, La pasión según G.H.? Debió de percibir cierta extrañeza en mi cara. Sí, chica, de Clarice Lispector. Te gustará. Me habló de esta escritora brasileña que yo aún no conocía.

Esto es significativo porque la relación de poder que se establece al principio, en la que uno hace de Pigmalión y la otra de aprendiz, irá dando paso a otra en la que la admiración es sustituida por el rencor, la burla o la ironía.

Las discusiones se sucedieron solo en contadas ocasiones, casi siempre por tonterías, durante los primeros meses. Al principio, nunca. El rencor que experimenté al cabo del tiempo hacia su persona era del todo injustificado y, sin embargo, superior a mis fuerzas.

El intento de mitificar el fracaso dándole un sentido cuasi épico contrastará con la visión de la narradora que, asumiendo su inevitabilidad, rechaza la interesada teorización de su pareja.

El fracaso era para él una forma de heroísmo. ¿Crees que es fácil fracasar? preguntó. De ningún modo, dijo, negando con el dedo índice, y continuó con su razonamiento. Supone un trabajo enorme. Hay que esforzarse antes por subir y subir la montaña hasta alcanzar una muy considerable altura. Entonces, solo entonces, se entrega uno a la caída. Expresé mi discrepancia con sus apreciaciones. Consideré muy esquemática su idea del fracaso y se molestó un poco.

En realidad, él ha ido adaptando interesadamente el sentido real de las obras de Clarice Lispector a sus necesidades. Ella lo irá descubriendo en la medida en que se vaya adentrando en la lectura y conocimiento de las obras más relevantes de la autora brasileña.

Clarice Lispector no niega, sin embargo, el anhelo. Despersonalizarse supone para ella una pérdida de los elementos innecesarios, a la vez que un modo de afrontar con lucidez y valentía el abismo. La renuncia es una revelación y la esperanza se cumple a cada instante, escribió esta escritora que amaba un renovado contacto con la vida.

No faltan las consideraciones autocríticas en ese duro ejercicio de inmersión.

En este lugar donde me hallo puedo diseccionar a voluntad cualquier vivencia. No pongo en duda el carácter dudoso de mis recuerdos. ¿Quién escribió que la memoria se comporta a menudo como un perro estúpido al que le lanzas un palo y te trae otra cosa? La mía es un perro salvaje que no atiende al lanzamiento del palo y exige carne cruda y sangre caliente.

Un estilo sobrio, un lenguaje exento de preciosismos, una modo de decir que huyendo  de lo lineal apuesta por un enfoque fragmentario, son algunos de los recursos de los que se vale la autora para presentarnos este viaje introspectivo, de búsqueda y recomposición en el que la propia literatura se erige en protagonista.

Un  viaje hacia los mundos interiores, hacia esas zonas en las que habitan los fantasmas de la soledad, la fragilidad, el temor, el tedio…Tal vez con la convicción de que al verbalizarlos sus efectos se atenúan. Un viaje de evocación y redención que se emprende en la compañía de un sinfín de escritores que de alguna manera mitigan el sentimiento de soledad que embarga a la narradora en la habitación blanca donde rememora lo que fue La fiesta del tedio.



FUENTE:  NO DIGAS QUE FUE UN SUEÑO