miércoles, 18 de mayo de 2016

LA VOZ DEL SUEÑO





                                                             Foto de Pedro Guerra

Parece que el sueño y la vigilia son dos estados difícilmente diferenciables. Es la sensación que me asaltaba mientras leía La invención de Morel. El protagonista de esta novela de Bioy Casares, condenado por la justicia, ha huido y llega a una isla desierta en la que ocurren fenómenos extraños. Su soledad se ve de pronto interrumpida por la aparición de veraneantes con ánimo de fiesta, que le ignoran. Entre ellos, una mujer de la cual él se enamora. Ambos parecen moverse en dimensiones espaciotemporales distintas. Al igual que los demás turistas, ella no da señales de advertir su existencia. Él la contempla, fascinado de su hermosura, y va a su encuentro. Le habla e intenta seducirla, pero ella no dice nada. Ni le mira, ni lo escucha, como si él fuese invisible y los dos vivieran en realidades paralelas. El hombre sucumbe a la atracción y al dolor que ella le despierta.

Esa mujer, tan cercana y a la vez inasequible, me recuerda a la niña del poema de Samuel Wood, el doble del poeta Louis-René des Forêts. De ella escribe Maurice Blanchot en Una voz venida de otra parte. La niña, dice, solo se deja ver en sueños, en la plena luz de su gracia o sosteniendo una vela que sopla como con pesar para que no se la vea desaparecer. Imposible arrancar a la niña del sueño para preguntarle, porque interrogarla es perderla. En la razón diurna no se aparece.

Escribe des Forêts: "Ella solo se deja ver en sueños/ Demasiado bella como para adormecer el dolor." Y añade Blanchot: "Por el contrario, agravándolo, puesto que ella sólo está ahí merced al sueño, presencia de la que se sabe al mismo tiempo que es engañosa. ¿Engañosa?" No, parece contestar des Foréts: "Ella está ahí, y efectivamente ahí / qué importa si el sueño nos engaña. (…) Un sueño, pero ¿hay nada más real que un sueño?" Una pregunta que no se formula el protagonista de La invención de Morel, pero que resuelve al convertirse en parte integrante del sueño que él sueña. 

FUENTE: EL QUINQUÉ. LA PROVINCIA-DIARIO DE LAS PALMAS.