martes, 3 de noviembre de 2015

`ERIC´, DE REBECA GARCÍA NIETO: EL INALCANZABLE CASTILLO DE KAFKA



Nadie puede explicarme exactamente qué ocurre dentro de nosotros cuando se abren de golpe las puertas tras las que se esconden los terrores de la infancia.

                                             W.G. Sebald. Austerlitz.


Todo lo interesante ocurre en la sombra, no cabe duda. No se sabe nada de la historia auténtica de los hombres.

                                            L. F. Céline. Viaje al fin de la noche.

En Eric, la nueva novela de Rebeca García Nieto (Medina del Campo, 1977), recién publicada por la editorial Zut, Cindy y Franz llegan a Manhattan con su hijo Eric. Eligen asentarse en Astor City, una pequeña comunidad de élite. Huyeron de Europa, cargando con el peso de una culpa heredada, e intentan en vano darle la espalda al pasado y procurarle un feliz porvenir a su hijo. Esa imposible huída del infierno y la frustrada búsqueda del sueño americano son motivos de los que se vale Rebeca García Nieto para indagar en las entrañas de la siempre inquietante naturaleza humana.

En Eric, novela fragmentaria, de múltiples voces y bellamente escrita, con mucho ritmo y de una intensidad desbordante, traza la autora, a través de la pareja y su hijo, un completo retrato de una sociedad tan atenazada por el miedo como enferma de normalidad.
Pasado y presente juntan en la novela sus aguas en igual medida en que lo hacen la pasión homicida de los humanos en tiempos de guerra y la indiferencia absoluta de los mismos hacia sus semejantes en tiempos de paz. El Imperio austrohúngaro y su caída, La Gran Guerra, la guerra de Vietnam, la de Irak, el Holocausto y otras modalidades del terror tienen voz en esta novela en la que se indica que las atrocidades se han cometido y se cometen tanto en el Viejo como Nuevo Continente. Con las siguientes palabras se expresa Franz mientras contempla las ruinas egipcias, griegas y romanas durante una visita con Cindy y Eric al Metropolitan:
Cada imperio se asienta sobre los restos del precedente. Como un ave carroñera, se alimenta de lo que queda del cadáver del imperio anterior para levantar después el vuelo. Los métodos de esclavitud y sumisión se hacen cada vez más refinados: así se manifiesta el avance de nuestra especie.  (Seguir leyendo)


FUENTE: REVISTA DE LETRAS