sábado, 13 de junio de 2015

SÍ, PERO NO



                                                         Imagen de Pedro Guerra

A casi todos nos ha pasado. Mantenemos una conversación por el móvil con alguna persona y de pronto nos da la impresión de que hablamos solos. No se escucha nada al otro lado de la línea. ¿Estás ahí?, solemos preguntar. En efecto, la llamada se ha cortado y hemos seguido hablando sin darnos cuenta. Sentimos que la conversación telefónica ha sucedido y a la vez no ha ocurrido. De todos modos, ningún problema. Por lo general volvemos a marcar el número y retomamos el contacto. Así procedió también un amigo de la joven Noor, personaje de 10.04, novela de Ben Lerner. En su caso, sin embargo, las circunstancias eran delicadas. 
 
Cuenta ella que su amigo siempre había sido tratado de forma injusta por su hermano mayor, pero nunca tuvo las agallas de enfrentarse a él. Era un cobarde. Un día se armó de valor para decírselo. Quiso recriminarle por teléfono su injusticia. Años llevaba preparándose para ese momento. Le telefoneó y dijo: “Solo quiero que me escuches. No quiero que digas nada, solo escucha.” El otro respondió con un simple “vale”.
El amigo de Noor pudo por fin lanzarle al hermano los reproches que durante tanto tiempo se había guardado. Pasó un mal trago, reprochándole todo lo que tenía que reprocharle, mientras las lágrimas le caían por la cara. Acabó de hablar y nada más terminar, cayó en la cuenta: su hermano había desaparecido del otro extremo de la línea. La llamada se había cortado, pero no sabía cuándo. Aterrado, le llamó de nuevo y preguntó: “¿Cuánto has escuchado”. “Has dicho que querías que te escuchara y luego se ha cortado”, recibió a modo de respuesta.

Había vivido intensamente la experiencia de enfrentarse al hermano y sintió que se había producido un cambio en su vida. Lo consideraba un hecho de gran importancia, pero en verdad no llevó a cabo su plan por culpa del maldito móvil. “Había pasado, pero no había pasado,” le contó a Noor. “No es que no fuera nada, pero jamás ocurrió.”
Me parece una anécdota cargada de sutil ironía. ¿El acontecimiento sucedió o no sucedió?, cabría preguntarse. De no haber reunido el amigo de Noor el valor para expresar lo que pensaba, no habría, desde luego, ocurrido.