martes, 4 de marzo de 2014

LA MUERTE DE LA POESÍA



Cabría preguntarse qué ocurriría si alguien regresara de la muerte y nos dijera que el mundo del más allá existe y es igual de aburrido que el de aquí en la tierra. Es probable que entonces a los poetas les abandonara la musa. La poesía se quedaría muda. ¿O acaso los poetas no se abren paso intentando vencer la línea, delgada y a la vez abismal, que separa el universo de los vivos del reino de los muertos? Que alguien regrese del Hades para revelar que tampoco allí se accede a la última verdad, podría defraudar las expectativas de los poetas.

Es esta una de las cuestiones que se narran en Así que Usted comprenderá, una inquietante y breve obra de Claudio Magris. En ella recrea este escritor el mito órfico cediendo la palabra a Eurídice, la protagonista del libro.  Eurídice, mujer de poeta, ha muerto y su marido urde un proyecto para rescatarla del Hades y hacerla regresar a la vida. El fracaso del plan liberatorio lo causa la propia Eurídice. No quiere revelarle a su pareja que el mundo del más allá es igual de monótono y vacío que el nuestro. Así le habla al Presidente de la Casa de Reposo eterna donde se encuentra: ¿Cómo decirle que, aquí dentro, aparte de la luz mucho más tenue, es como allí fuera? Que estamos detrás del espejo, pero que ese reverso es él también un espejo, igual que el otro.”

Ella manifiesta, refiriéndose a su marido poeta: Cantar el secreto de la vida y de la muerte, decía, quiénes somos de dónde venimos a dónde vamos, pero dura es la frontera, la pluma se rompe contra las puertas de bronce que esconden el destino, y así nos quedamos fuera devanándonos los sesos sobre el transcurrir y el permanecer, sobre ayer sobre el hoy y el mañana, y la pluma sólo sirve para llevársela uno a la boca y chuparla.” 

Para él la poesía tiene que escudriñar el secreto de la vida, rasgar el velo, abatir las puertas, tocar el fondo del mar donde se esconde la perla, dice Eurídice. ¿Cómo iba ella, que ha experimentado que tras la puerta no hay nada nuevo, a regresar y aguarle la fiesta? De revelarle su descubrimiento, vería un hombre acabado, un poeta condenado al silencio por habérsele robado el tema. Prefiere dejarlo en manos de la poesía, vano intento de rasgar las vestiduras a la verdad desnuda.

Imagen de Pedro Guerra.

Fuente: El Quinqué. La Provincia-Diario de Las Palmas