Lejos de apartarse de un texto tan bien defendido, se entregó con todas sus fuerzas a apropiárselo, rehusando obstinadamente retirar la mirada, creyendo ser todavía un lector profundo, cuando ya las palabras se apoderaban de él y comenzaban a leerle.
Maurice Blanchot
(en THOMAS EL OSCURO. Nueva versión. Editorial Pre-Textos, traducción de Manuel Arranz.)