Me persigue desde hace días una de las tantas escenas memorables de Modo linterna, libro del escritor Sergio Chejfec. Publicada esta compilación de narraciones por la editorial Candaya, la escena pertenece al relato “Una visita al cementerio”. Transcurre en un camposanto al que han llegado tres individuos con el fin de localizar el nicho del escritor Juan José Saer. Tras una búsqueda exhaustiva, los sujetos se internan en la oscuridad del segundo subsuelo del Crematorium donde reposan los restos. Como el lugar está a oscuras, solo disponen de un teléfono móvil en modo linterna para alumbrar la placa del muerto. Gracias a la oscuridad sobre la que se proyecta esa tenue luz, se pondrá de manifiesto el nombre de Saer. El narrador del cuento traduce entonces así los pensamientos de uno de los tres hombres:
“Nunca entonces encontró más
adecuada la expresión `baño de luz´como para la que ahora ocurre, cuando la
estela irradiada por el teléfono invade zonas igual a una marea insaciable que
consume oscuridad a medida que avanza.”
Esta magnífica escena revela cómo la concentración de la mirada en un objeto o
acontecimiento solo es posible si en el mismo movimiento se ignora el resto. ¿O
acaso la observación de la placa de Saer no muestra a la vez que esconde?
La
escena también parece querer recordar a la literatura la necesidad de nutrirse
de áreas oscuras para sacar a la luz otras. Dicho de distinta manera, al mismo
tiempo que la literatura ilumina, esconde. Y viceversa.
Es el modo de proceder
literario de Sergio Chefjec, del que da constancia a lo largo de las nueve
historias de Modo linterna. Él mismo ha declarado en una entrevista
apostar por una literatura “que se mueve por ráfagas de luz, que ilumina zonas
de lo real a medida que va dejando cosas a oscuras.” Chejfec lo consigue con
maestría, en este libro y en sus novelas. Capaz de introducir la idea de
ficción en sus relatos, volviéndola un elemento interior que depende del
desarrollo de las narraciones, podría hacer suya la siguiente cita de Rodrigo
Fresán en La velocidad de las cosas:
“Me gusta la idea de escribir una
idea; el desafío de que una idea puede ser un cuento, que la simple teoría de
un cuento pueda ser leída como un cuento en sí mismo.”
FUENTE: EL QUINQUÉ. LA PROVINCIA-DIARIO DE LAS PALMAS.
FUENTE: EL QUINQUÉ. LA PROVINCIA-DIARIO DE LAS PALMAS.