jueves, 15 de septiembre de 2011
UNA VIDA ABSOLUTAMENTE MARAVILLOSA: UN SUEÑO QUE TERMINA POR ENCONTRAR SU FORMA.
Interrumpo, por un momento, la lectura, ya avanzada, de Una vida absolutamente maravillosa, de Enrique Vila-Matas, y tecleo impaciente ante la pantalla:
Vila-Matas es Vila-Matas, y basta.
Días atrás he leído en este libro suyo un texto en el que muestra su admiración por Echenoz y termina diciendo:
En realidad, bien mirado, Echenoz es Echenoz, y basta. Como la luna de Oscar Wilde en opinión de un Herodes que en `Salomé´, cansado de oír tanto desquiciado comentario poético en torno a nuestro querido satélite, sentencia: "La luna es la luna, y basta."
La luna es la luna, y basta. Pero también Vila-Matas es Vila-Matas, y basta. Vila-Matas irrepetible, que siempre ha buscado su originalidad de escritor en la asimilación de otras voces. Así procede también en Una vida absolutamente maravillosa, practicando una literatura de investigación cuyo resultado es este magnífico y personal "libro de libros", tal y como se lee en las Notas del editor.
No nos engañemos, sin embargo: Una vida absolutamente maravillosa no es solo un lugar de visita y evocación de escritores claves del universo literario. Ante todo es una obra que lleva la marca de la peculiar voz narrativa de Vila-Matas, fraguada en el seno de la más alta literatura. Porque como apunta Juan Villoro, Vila-Matas lee a los demás escritores hasta volverlos otros. Y a la inversa: Vila-Matas es, en sus propias palabras, no exentas de humor, "descaradamente los otros". Lo es, pienso, en la misma medida en que, leyéndolos, se distancia de ellos para fundar su propio estilo. Una particular narrativa en cuyo seno logra borrar, como un brillante fundidor de metales duros, las fronteras entre los géneros.
En Una vida absolutamente maravillosa descubro lo mejor de Vila-Matas. Ensayos selectos, se lee en el subtítulo de la portada. Así es, si se atiende a la noción vilamatiana de ensayo como un amplio espectro narrativo donde hay cabida para el diario, la autobiografía y la biografía inventada, el cuento, la digresión, las citas literarias... Cualquier escena de la vida cotidiana o episodio literario es motivo para la escritura de Vila-Matas. Su mirada parece ser la de un flâneur deambulando sin rumbo indistintamente por las calles y por las páginas de los libros. Un viajero sin planes prefijados cuya mirada imaginativa se entrega a lo que se le ofrece en el camino. Así es como me lo figuro, caminando en una tierra extranjera, dejándose llevar de la mano de sus sueños. Sueños, pienso ahora, que han terminado por encontrar su forma en Una vida absolutamente maravillosa. Testimonio de la vida concebida, en palabras de Rodrigo Fresán, como apenas ese espacio que transcurre entre una fiesta y otra y que se recorre, siempre, una vez alcanzada la velocidad de las cosas.