Acaso sólo una frase incompleta es el sugerente título del libro de Eugenio Padorno recién publicado por la editorial Mercurio. Una obra maestra de poesía reunida que abarca medio siglo, desde 1965 hasta 2015. El título parece insinuar una fatal distancia entre la luz –verdadera e inalcanzable– y las limitadas posibilidades del poeta para captarla en su oficio. Nada sabe la luz de los cantos de la luz, pero es “cruel que el hombre envejezca en la casa que un día levantó sin haber comprendido sus sombras”, escribe Eugenio Padorno. Él vive para pensar y escribir, no al revés. Ante el mundo como caos que otros poetas intentan acomodar a su voz con el fin de huir de lo inexplicable, su apuesta literaria radical se aleja de cualquier promesa consoladora.
No se puede alcanzar la totalidad, pero lo indecible, parece suscribir Padorno, le será dado al poeta en su quehacer –lugar de fusión del ser y de la sustancia de lo poético– a través de vagas aproximaciones. Eugenio Padorno habla de alternativas textuales posibles para aproximarse a la totalidad tan buscada como impenetrable. Su apuesta literaria pasa entonces por asumir de antemano una derrota y el exilio del poeta, requisitos para emprender la búsqueda de algo que precisa todavía de forma y que debe enfrentarse, como escribe Jorge Rodríguez Padrón en el excelente prólogo del libro, a la complejidad de lo anterior a ser dicho.
Eugenio Padorno se desvive por la verdad que la poesía debe ser. No es representación, ni redecir las cosas dichas, ni dar nuevas palabras a lo que se conoce. La poesía es posibilidad creadora, “lo que aun avizorado, carece de lugar y no existe como realidad verbalizada”. Y el poeta, parte del misterio que él se afana en descubrir y habitante del poema donde se deja la vida, es un indagador de lo inexplorado y desconocido. Porque Eugenio Padorno no se engaña, escribe: “No importa cuantas veces me diga //Que soy libre… Nunca podré escapar // De las preguntas de esta Luz.”
FUENTE: EL QUINQUÉ. LA PROVINCIA-DIARIO DE LAS PALMAS.