La tempestad lo arrastra irremisiblemente hacia el futuro al que da la espalda.
Walter Benjamin
La cita que encabeza este texto está contenida en 10.04, la nueva y excelente novela de Ben Lerner (Kansas, 1979), publicada recientemente en la editorial Reservoir Books.
Figura bajo la imagen Angelus Novus, de Paul Klee, y parece aludir al
modo peculiar en que Lerner aborda las relaciones entre ficción,
realidad y tiempo. Vayamos por partes.
La amenaza de un huracán se cierne sobre Nueva York,
lugar donde reside el protagonista, un joven escritor que goza de un
notable reconocimiento literario. La ciudad en alerta se vuelve un
motivo fabuloso para narrar la vulnerabilidad individual y colectiva. Da
la impresión de que el protagonista y los demás personajes caminaran
sonámbulos entre las ruinas de un presunto futuro. Un porvenir que
organiza el presente y lo pone en entredicho. El mismo protagonista dice
no saber leer, en esa atmósfera de terribles presagios, “la ficción
realista que aparenta ser el mundo.” El mundo se resquebraja bajo los
pies y la visión cambia. En una de las tiendas, que aparece en las
primeras páginas de la novela, la gente se amontona para abastecerse de
productos y el joven escritor, al que acompaña Alex, su mejor amiga,
cuenta:
“Alex me saludó y la noté cambiada, irradiaba algo inespecífico, pero conforme nos abríamos paso entre la muchedumbre con la mayor delicadeza posible comprendí que lo más probable era que el cambio estuviera en mi mirar, porque todo lo que quedaba en las estanterías también me pareció un poco cambiado, un poco cargado. La relativa escasez resultaba extraña: en lo que habitualmente eran los luminosos pasillos de la superabundancia ahora se abrían grandes huecos vacíos.”
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