Ni siquiera conocía el nombre del Premio Nobel de Literatura. Ahora sé que el chino galardonado se llama Mo Yan. Insisto: Mo Yan, pero no Guan Moye. Por mucho que se subraye en los medios que el primero es un seudónimo del segundo, a quien leeré, si busco la ocasión, será a Mo Yan. Este es el escritor y Guan Moye es el individuo, un ciudadano cualquiera.
No niego que la anécdota sobre el cambio de su nombre tiene un matiz literario. Mo Yan significa "No hables". Se cuenta que de pequeño él hablaba mal y por eso le decían sus padres que era mejor callar para no incurrir en errores. También se dice que se rebautizó a sí mismo con este nombre porque, considerándose demasiado directo en el momento de hablar, era un modo de recordar la necesaria cautela frente a la censura. (Continuar leyendo)