lunes, 29 de octubre de 2012

EL MANIQUÍ


La anécdota saltó a los medios de comunicación: la Guardia Civil de Madrid ordenó a un conductor detener su vehículo, extrañada por la inmovilidad de la persona que iba como copiloto. Finalmente se reveló que no se trataba de un ser de carne y hueso, sino de un maniquí vestido de mujer.
En la foto se la ve joven y bella, magníficamente ataviada con un fular, una peluca de melena negra y modernas gafas de sol. Incluso llevaba el cinturón de seguridad abrochado, de acuerdo a las normas de tráfico.

Según se cuenta, la finalidad del conductor era evitar el atasco circulando por una vía reservada al transporte público y a vehículos que llevan a más de un ocupante. Lo que no sabemos es si en la normativa se puntualiza que el segundo ocupante ha de ser un ser humano. Sea cual fuere el caso, la anécdota ha hecho sonreír a mucha gente. También le ha despertado su sentido del humor, a juzgar por las notas escritas bajo la noticia.

Los comentarios, exceptuando los que llevan el sello machista, revelan un humor crítico e inteligente. Algunos comentaristas observan en el maniquí a la muñeca de goma de la película Tamaño natural de Luis Berlanga, o a la mujer de Cartón piedra, canción de Serrat. Otros hacen referencia a versos como los de la mujer silenciosa de Pablo Neruda: "Me gustas cuando callas porque estás como ausente, // y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca", y a los maniquíes de Orhan Pamuk en El libro negro...

Quizá estemos hartos de un exceso de realidad y por eso nos identifiquemos con quienes desafían imaginariamente al mundo de lo real. Es el caso de este conductor, cuya ocurrencia nos ha permitido  darle la espalda por un instante a la gris normalidad. Así, desplazando nuestra atención hacia una anécdota, hemos podido manifestar una libertad obtenida por la ruptura momentánea de todos los lazos.

El Quinqué. La Provincia/ Diario Las Palmas.

sábado, 27 de octubre de 2012

“JOSÉ GARCÍA”, DE JORDI COROMINAS: MIENTRAS MÁS CERCA DE LAS PALABRAS, MÁS LEJOS DE LO QUE DICEN


El mundo parecía seguir su curso habitual, del mismo modo que, incluso en los casos extremos en los que todo está en juego, se sigue viviendo como si no pasara nada.

Enrique Vila-Matas


Mark Rothko se suicidó cortándose la parte interna de los brazos a la altura de los codos. Con una hoja de afeitar de doble filo.
Antes plegó un pañuelo de papel sobre uno de los filos para no cortarse los dedos.

David Markson


Finalmente me decidí por estas dos citas, la primera extraída de Los exploradores del abismo de Enrique Vila-Matas y la otra de La soledad del lector de David Markson, para encabezar estas líneas. Mi propósito: sumergirme en José García, la novela polifónica de Jordi Corominas. Antes he dudado sobre mi elección, puesto que la lectura de esta novela me ha remitido una y otra vez a pasajes literarios de diversos escritores.

Este deslizamiento mental no se debe a que encuentre similitud entre estos y la escritura de Jordi Corominas, tan peculiar. Son los temas que subyacen bajo lo que se narra en esta novela y el procedimiento literario de Jordi Corominas los que me arrastraron hacia otros escritores. Ya se sabe que cada lector digiere los libros a su manera. En este sentido, la lectura no deja de ser sospechosa.

A una novela como José García creo que la definiría muy bien otra cita de David Markson en La soledad del lector:

Matisse, consultado sobre la piel verde:
No estoy pintando una mujer. Estoy pintando un cuadro.

Es el mismo proceder de Jordi Corominas en este libro, autor cuya escritura no se emparenta con la literatura que se limita a reproducir el mundo de lo real o, en palabras de Vila-Matas, a “duplicar la realidad empobreciéndola”. De ahí que su narrativa se mueva en el plano de lo multidimensional mediante un repertorio de voces que se afirman y se desdicen. (Continuar leyendo)


sábado, 20 de octubre de 2012

MO YAN


Ni siquiera conocía el nombre del Premio Nobel de Literatura. Ahora sé que el chino galardonado se llama Mo Yan. Insisto: Mo Yan, pero no Guan Moye. Por mucho que se subraye en los medios que el primero es un seudónimo del segundo, a quien leeré, si busco la ocasión, será a Mo Yan. Este es el escritor y Guan Moye es el individuo, un ciudadano cualquiera.

No niego que la anécdota sobre el cambio de su nombre tiene un matiz literario. Mo Yan significa "No hables". Se cuenta que de pequeño él hablaba mal y por eso le decían sus padres que era mejor callar para no incurrir en errores. También se dice que se rebautizó a sí mismo con este nombre porque, considerándose demasiado directo en el momento de hablar, era un modo de recordar la necesaria cautela frente a la censura. (Continuar leyendo)


viernes, 19 de octubre de 2012

ARTISTAS SILENCIADOS


Me parece un insulto llamar con ligereza "dobladores" a quienes dan voz a las actrices y los actores en las películas. Son, en cualquier caso, artistas de la interpretación. Si bien algunos no dan la talla, la mayoría realiza un trabajo magnífico. Gracias a ellos podemos disfrutar de una película como si la viésemos en su versión original.

Son actores y actrices cuyo arte consiste en copiar a la perfección, de modo que su voz supone como mínimo el aporte de un cincuenta por ciento al oficio. ¿Acaso no hemos asistido a películas en las que una voz inapropiada o que desvirtúa a la original es capaz de hacerlas trizas?

Parece que solo se habla de estos artistas cuando falla eso que se denomina el doblaje. De resto, permanecen en la invisibilidad. ¿Conocemos sus nombres? No, en la mayoría de las ocasiones, pues su profesión es de las menos valoradas. (Continuar leyendo)

viernes, 12 de octubre de 2012

ENTREVISTA SOBRE `DECIR NOCHE ' EN LA CADENA SER

                                   Foto realizada por Alejandra Moglia

Sobre Decir noche:

Respuesta a la pregunta sobre la presencia destacada de la voz de Enrique Vila-Matas en este libro:

"Porque además de haber profundizado a lo largo de los últimos años en su   obra, Enrique Vila-Matas es uno de los padres de la literatura del siglo XXI. Este escritor intenta llevar a la narrativa el mundo en su propio caos, el mundo carente de lógica, mudo.
Vila-Matas da una respuesta contundente a la negativa de Lord Chandos a seguir escribiendo porque ya no cree en las posibilidades de la lengua para traducir el mundo como unidad..."

Escribe Alejandra Moglia en su blog Una noche en Praga:

"Comparto la entrevista que el programa radial “Hoy por hoy el Drago” le ha hecho a la escritora Elisa Rodríguez Court, acerca de su reciente libro “Decir noche” publicado por Eutelequia". (Continuar leyendo)

ITALO SVEVO: “SENECTUD” O LA TRAICIÓN DEL IMAGINARIO



Una vez que murió Italo Svevo, James Joyce asumió la tarea de que se tradujera y circulara su obra. Silenciados anteriormente la mayor parte de sus libros, no parece extraño que Italo Svevo tomara la decisión de abstenerse de escribir para siempre. No obstante, con el tiempo retomó la escritura. Así expresó su silencio durante esos largos años:


Me resigné ante aquel juicio tan unánime (no existe unanimidad más perfecta que la del silencio), y durante 25 años me abstuve de escribir.

Fue tras la publicación de su libro Senectud cuando se dio esa perfecta unanimidad del silencio por parte de la crítica y del ámbito literario. Hoy, sin embargo, la obra de Italo Svevo, todavía desconocida por muchos lectores, goza de buena salud. También Senectud, aunque La conciencia de Zeno sea considerada su obra maestra. En mi opinión, sin desmerecer un ápice en valía sus magníficos relatos, editados en Gadir en la traducción de Carlos Manzano. Todos ellos llevan el sello peculiar de la narrativa de Svevo y su modo sutil y distante de abordar el imaginario como maquinaria activa capaz de crear nuevas realidades o mundos paralelos.(Continuar leyendo en "Revista de Letras")

jueves, 11 de octubre de 2012

SOBRE ´DECIR NOCHE`, POR JUAN MANUEL GARCÍA RAMOS




PUBLICACIÓN EN LA PROVINCIA-DIARIO LAS PALMAS 11.10.2012.-

----------------------------------------------

Elsa López, Elisa R.C. y Juan Manuel García Ramos durante la presentación de Decir noche en el Ateneo de La Laguna, Tenerife.


PRESENTACIÓN DEL LIBRO DECIR NOCHE, DE ELISA RODRÍGUEZ COURT.


ATENEO DE LA LAGUNA, 28/9/2012.

                               JUAN-MANUEL GARCÍA RAMOS


Ya he escrito en otra parte que la historia de la literatura es un ir y venir incesante, un espejo donde nos miramos para saber algo más de nosotros mismos mediante el artificio del lenguaje. Una aleación permanente de escritura y lectura, y viceversa, tal y como queda demostrado en Decir noche, el último libro de Elisa Rodríguez Court.

Pero, ¿qué existe en el escritor antes de la creación propiamente dicha? ¿Qué rumores, qué amasijos indefinidos de experiencias acumuladas, de sabidurías, emociones, sensaciones, sensibilidades, instintos, obsesiones, sufrimientos y dichas, errores y terrores que todavía no han alcanzado su condición lingüística?

En una sola criatura, en el escritor, coexisten las cosas del hombre, el animal de la naturaleza, y las palabras del Hombre, el ser de la civilización , en una suerte de dialéctica permanente entre el flujo de pensamiento salvaje y el lenguaje sofisticado: el grito y su refinamiento.

El crítico y pensador George Steiner, nacido en París, judío de origen vienés, ha meditado mucho al respecto y sería conveniente que retomáramos algunas de sus propuestas en tal sentido. Lo ha hecho en un librito intitulado Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento, publicado originalmente en inglés en 2005 y editado en español dos años más tarde por Ediciones Siruela .

De entre esas diez razones para la tristeza que nos invade como seres humanos, Steiner elige la de la imposibilidad de traducir a lenguaje el ajetreo incesante de nuestro pensamiento, sobre todo de nuestro pensamiento consciente y subconsciente.

«Dentro del magma turbulento y polisémico de los procesos conscientes y subconscientes, el pensamiento incesante o sus antecedentes, del todo misteriosos, tanto nocturnos como diurnos, son recuperables sólo de manera fragmentaria. Al emerger a la iluminada superficie a través de las limitaciones simplificadoras del lenguaje…» , afirma Steiner en el capitulillo que hace referencia a Ludwig Wittgenstein, también vienés, y a las manifestaciones de este pensador austriaco en torno a su Tractatus, cuando sostenía que la parte realmente valiosa de ese libro era la que no llegó a escribirse.

De esa desazón de la que se ocupa Steiner entre sentir y decir se había ocupado ciento tres años antes el poeta, narrador, ensayista, libretista de óperas, en colaboración con Richard Strauss, y dramaturgo vienés, Hugo von Hofmannsthal, en un texto hoy imprescindible para todo lo concerniente a lo que significó la cultura literaria en su paso del siglo XIX al XX. El paso hacia la Modernidad.

Se trata de lo que ya se conoció primero sencillamente como Ein Brief (1902), Una Carta, y luego se popularizó como Der Brief des Lord Chandos, La carta de Lord Chandos, un personaje imaginario del siglo XVI-XVII, creado por Hofmannsthal, para ponerlo en conexión con el filósofo, escritor y político inglés, Francis Bacon, al que le plantea su decidida renuncia a la actividad literaria por haber descubierto el abismo que se abre entre las palabras y los hechos reales. Para Chandos, la verdad última del mundo es irreducible a la expresión lingüística. Ese es su axioma.

Como le confiesa dramáticamente Lord Philipp Chandos a Bacon: «…he perdido por completo la capacidad de pensar o hablar coherentemente sobre ninguna cosa». El personaje de Hofmannsthal no solo ha perdido la fe en el lenguaje, sino que se encuentra como si «estuviese encerrado en un jardín lleno de estatuas sin ojos».

En ese lúgubre espacio vegetal se instala el libro de Elisa Rodríguez Court, muy bien asesorado tanto por el narrador catalán Enrique Vila-Matas, como por su álter ego Julien Gaul, quienes tomarán el texto de Lord Chandos «como esa atracción por la nada que hace que ciertos autores no lleguen, en apariencia, a serlo nunca…». Lo que tanto Vila-Matas como Gaul llaman la «enfermedad Bartleby», que padecen los escritores que renuncian a su oficio, en alusión al desabrido escribiente de Herman Melville que se niega a cumplir sus mínimas obligaciones burocráticas y nos anuncia, con su actitud desconcertante, la posterior literatura existencialista y del absurdo.

Decir noche es un diálogo fecundo de la narradora, Beatriz, cuya vida intemporal transcurre en ese jardín de estatuas sin ojos, con otros muchos escritores que ella ve, aunque su figura permanezca invisible para los demás, y que entran y salen de la narración para aportar sus testimonios al debate iniciado por Philipp Chandos, debate en el que también interviene, de manera insistente, Emily Dickinson, encerrada en su cuarto, pero con una ventana que da al tan traído y llevado jardín de las efigies ciegas, lo que le permitirá a la narradora convertir a la poeta estadounidense, casi inédita en vida, en la vecina más cercana del atribulado Philipp Chandos y en su virtual interlocutora.

En resumen algo apresurado, esta es la historia que se nos narra en Decir noche, pero esa trama sencilla se volverá cada vez más excitante merced a las contribuciones de los autores que Beatriz hace salir a escena a posicionarse frente a la misiva y a la propuesta rotunda de Philipp Chandos.

Desde que Arthur Rimbaud eligió entre la palabra precoz que inauguraba un orden nuevo y disonante y el silencio rotundo posterior que se autoimpuso, y obligó a casi todas las artes vecinas, entre ellas la pintura y la música con sus consiguientes reencuentros consigo mismas, a descomponer sus tradicionales modelos compositivos, el debate de la validez del lenguaje para atrapar todo el mundo circundante fue puesta en entredicho.

Hofmannsthal es, junto a la generación a la que pertenece, una consecuencia de todos esos movimientos sísmicos dentro de la creatividad decimonónica, y Lord Chandos es el héroe que se decide por el vacío y apuesta por él frente a la palabrería hueca, la charlatanería de una época que tocaba a su fin, incluido, en ese ocaso inevitable, el longevo y acartonado emperador Francisco José I de Hagsburgo-Lorena y su glamourosa emperatriz Sissi, nacida princesa de Baviera.

Ese mundo había dejado de tener sentido para Lord Chandos y así se lo confiesa a Francis Bacon, el interlocutor que Hugo von Hofmannsthal le adjudica a su personaje imaginario para que le detalle las razones y las desazones de su enfermizo escepticismo.

Ese lado nihilista del mismo Hofmannsthal que luego cultivarían con tanto acierto epígonos como Robert Musil, Franz Kafka o Elías Canetti, en lo literario, y, sobre todo, Ludwig Wittgenstein en el ámbito filosófico. Su «De lo que no se puede hablar hay que callar», pensamiento con el que Wittgenstein cierra su Tractatus (1922), editado veinte años después de La carta de Lord Chandos, parece ser un eco desvanecido de lo que el Hofmannsthal, redoblado en Lord Chandos, le había anunciado al mundo con bastante antelación y mayor radicalidad.

La literatura como un juego de esencias y de apariencias. Beatriz-Elisa nos hace entrar en ese huerto indefinido e intemporal y nos invita a participar en un desfile sin comandancias preconcebidas, donde todas las voces parecen tener algo que decirnos y que decirse entre ellas. Como base de discusión: la prosa descreída de Chandos y la poesía clandestina de Emily Dickinson. Luego, los demás, aunque destacados entre todos ellos otro dueto, Vila-Matas-Julien Gaul, con sus ideas a cuestas: «Cuando escribimos forzamos el destino hacia unos objetivos determinados. La literatura consiste en dar a la trama de la vida una lógica que no tiene. A mí me parece que la vida no tiene trama, se la ponemos nosotros, que inventamos la literatura».

La literatura es la auténtica protagonista de Decir noche. Pero un libro como este que podría resultarnos demasiado intenso por volver siempre sobre el mismo asunto, se nos ofrece como un atractivo bastidor donde se van insertando citas e ideas de escritores de todos los tiempos, desde el lejano orador romano Craso hasta el muy reciente periodista y narrador argentino Rodrigo Fresán, versos frecuentes de la agorafóbica Emily Dickinson, autora de esa propuesta de «quédate en casa y el mundo se te volverá maravilloso» (ella no salió prácticamente de su casa de Amherst, Nueva Inglaterra, a partir de sus treinta años de edad hasta cumplir los cincuenta y cinco y dejar este mundo), o los entrelazamientos inteligentes y sensibles de todas estas voces que la narradora Beatriz lleva a cabo como una Penélope dispuesta a tejer, en un lienzo del que no podemos apartar la vista, la fascinación que en ella han operado sus lecturas preferidas, páginas ahora convocadas en ese jardín de anatomías petrificadas donde a veces se perciben los silbidos de las aves en el final supremo de la noche y donde se presiente la desesperación de un Lord Chandos por no encontrar la palabra que lo haga recuperar su papel en la comedia de la vida dejada atrás y lo devuelva a su viejo sueño de escritor.

Quizá la única salida que la narradora encuentra para este Lord Chandos autosilenciado, y para todos aquellos alineados con él en esa dimisión de la palabra, desde los remotos tiempos hasta nuestros días más recientes, no sea sino la de usar la ironía que le sugiere su aliado Julien Gaul: «La ironía es un complot contra la realidad. Al ironizar, nos liberamos de la realidad que nos acongoja y que quiere hacernos creer que es ella lo único que existe. Ironizamos y nos ausentamos de su reino malévolo». Del reino malévolo y empobrecedor de la mera realidad.

El laberinto de voces literarias que se dan por aludidas en el texto de Philipp Chandos es extenso y heterogéneo. Desde el Borges de los tigres y de los espejos hasta Pessoa, ese poeta que se despersonaliza en sus numerosos heterónimos adoptando otras identidades como nuevas maneras de fingir que comprende el mundo. O hasta el mismo Flaubert, desquiciado durante toda su vida por encontrar la palabra precisa y la frase adecuada. Ese Flaubert que aborrece la escritura y, sin embargo, escribe. Escribe obsesivamente.

En Decir noche, la narradora trata de encauzar todos esos llamativos alegatos, aunque la disparidad de las propuestas la supera y la abruma, el debate es imparable; casi implacable. La literatura hace de su cuestionamiento una estética que no cesa. Chandos ha sido, de nuevo, desoído en su claudicación y enmudecimiento.

En Decir noche, el atormentado héroe de Hofmannsthal también queda en parte desmentido. Desde siempre, la literatura no ha tratado sino de acercarse al abismo de la búsqueda de un sentido para nuestra existencia. Ni más ni menos, esa es su ínsita naturaleza: decir y decir a pesar de conocer sus límites insalvables. Decir noche es un testimonio lúcido y delicado de que las cosas son verdaderamente así.


miércoles, 10 de octubre de 2012

PRESENTACIÓN DE "DECIR NOCHE" EN LA LIBRERÍA CENTRAL DE MADRID



El 5 de Octubre se presentó el libro Decir noche, editado en Eutelequia, en la librería La Central de Madrid. Intervino, además de la autora, Rebeca García Nieto (escritora, psicóloga, crítica literaria). Ella es también la autora de la contraportada de este libro. 



                                      Elisa R.C. y Rebeca García Nieto



Juan Salas, Elisa R.C. y Rebeca García Nieto



                            
                      Firmando el ejemplar de Mari Pino Quevedo Betancor

miércoles, 3 de octubre de 2012

PRESENTACIÓN DE "DECIR NOCHE" EN MADRID


PRESENTACIÓN DE DECIR NOCHE EN MADRID

Viernes 5 de octubre de 2012 a las 19.30 horas en La Central (cripta), librería en Callao, Madrid.
C/ Postigo de San Martín, 8

Además de la autora, intervendrá Rebeca García Nieto (escritora, crítica literaria, psicóloga)


Decir noche, Elisa Rodríguez Court, Editorial Eutelequia, Madrid, 2012.
Contraportada de Rebeca García Nieto.
Ilustrador: Miguel Ángel Moreno Gómez.

OTROS ENLACES PARA ACCEDER A ESTA INFORMACIÓN:

La Casa de mi Tía
Radiotelevisión Canaria
Una noche en Praga

"LA MEMORIA Y EL SOL", BLOG DE ALEJANDRA MOGLIA, PREMIO NACIONAL Y LATINOAMERICANO DE LIJ: "LA HORMIGUITA VIAJERA" 2012



LA MEMORIA Y EL SOL, blog de la argentina Alejandra Moglia ha sido galardonado con el Premio Nacional y Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil "La Hormiguita Viajera" en la edición 2012.

 La Comisión Directiva de la BIBLIOTECA POPULAR MADRE TERESA, de Virrey del Pino, La Matanza, ha decidido por unanimidad otorgar esta distinción al blog de Alejandra Moglia por su profundo compromiso con la creación, difusión y fomento de la LIJ en el ámbito de la República Argentina y del resto de América Latina. (Continuar leyendo)



Escribe Alejandra en una entrada de La memoria y el Sol:

Querid@s amig@s, con mucha emoción y alegría comparto el Acta de Premiación 2012 del “Premio Nacional y Latinoamericano de Literatura Infantil y Juvenil “La Hormiguita Viajera”, agradeciendo desde mi corazón y muy especialmente a la Biblioteca Popular Madre Teresa por la hermosa distinción que me ha otorgado premiando a este blog “La memoria y el sol“,  y regalándome el honor de compartir la edición de este galardón con personas tan destacadas y queridas dentro de la Literatura Infantil  y Juvenil, y su promoción.


Desde este blog, Trayectos ciegos, mis felicitaciones a Alejandra Moglia y mi celebración por tan merecido Premio.